Una cosa de Loquillos

Por Gustavo Grabia

El capo de la barra del Rojo fue liberado y la Bonaerense quedó en la mira por haber armado su captura.

Con sólo mirar sus prontuarios, cualquiera puede dar fe de que los barras son delincuentes.

Pero lo que la sociedad espera es que quienes deben combatirlos no se comporten como ellos.

O se asocien a ellos, directamente.

Ayer, tras pasar 16 horas tras los barrotes, César Hugo Rodríguez, Loquillo, el capo de la barra brava de Independiente, fue liberado confirmándose lo que había anticipado Olé : la Bonaerense lo había metido preso a partir de una supuesta causa por robo que no existía. Dándole, así sustento a lo que había denunciado el barra el mes pasado, cuando presentó un habeas corpus ante el Tribunal Oral 4 de Lomas de Zamora asegurando que oficiales de la Comisaría Primera de Avellaneda lo habían amenazado con armarle un proceso en su contra, si no iba a la seccional a decorarla con un número con varios ceros a la derecha. Impresionante.

“Esto es un escándalo de gravedad institucional. La Policía, a través de la oficial Clarisa Ibarra, le dictó una captura inexistente a mi defendido, unos días después de que se negó a arreglar un supuesto peaje con quienes se le presentaron como oficiales. Esto es privación ilegítima de la libertad. Voy a ir hasta las últimas consecuencias”, le dijo Rodrigo González, abogado del barra, a Olé.

Ciertamente, el caso pone una vez más la lupa sobre la Policía, apenas un mes después de que el Secretario de Seguridad de la Nación, Sergio Berni, decidiera cerrar la división de la Federal encargada de combatir a los barras, porque consideraba que era cómplices de éstos.

En este marco también se entiende más la bandera que la facción oficial colgó contra el ex jefe en el partido contra Banfield.

Aquel trapo decía: “Bebote, ortiba”.

Porque en el círculo de Loquillo afirman que aquel arregló con la Bonaerense para cercar judicialmente al actual capo, hasta hacerlo caer.

Hipótesis por demás inquietante.

Fuente Olé