Ilustró rrrojo
Por Beto Tisinovich
Se sabe que Independiente, a lo largo de estos últimos 20
años, empezó a rifar su historia.
A nivel dirigencial, a nivel de títulos, y
sus equipos dejaron de ser un orgullo.
Los chicos de calidad de las Inferiores
empezaron a escasear y en los libros de pases llegaron jugadores que en las
épocas de gloria no podían ser ni alcanzapelotas.
¿Algunos nombres? Fram
Pacheco, Estigarribia, Guadalupe, Rozental, Arístides Rojas, Sergio Manoel,
Depetris, el Osito Núñez, la Perla Moreno, Báez, los Ledesma, Moreira y un
montón más. En este grupo hay que incluir a dos futbolistas que casualmente
integran el plantel del rival de esta tarde: Gino Clara y Roberto Russo.
El delantero, hijo de Jorge, quien jugó en el Rojo a
principios de los 80 (estuvo en el plantel que ganó todo en el 84 con Pastoriza
como DT y vio frustrada su carrera por una lesión en un entrenamiento), llegó a
mediados de 2011 como parte del arreglo del segundo préstamo de Facundo Parra.
El técnico de ese entonces, Antonio Mohamed, lo mandó a la cancha el día de su
ida, contra Boca. Sólo sumó 36 minutos en dos partidos y fue prestado a Los
Andes, donde lo devolvieron después de un año en el que casi no jugó.
El caso del lateral también fue muy extraño. Llegó de
sorpresa a la pretemporada en Tandil a mediados del 2012, cuando Cristian Díaz
era el técnico, quien enseguida aclaró que no lo había pedido. Le hicieron dos
años de contrato, disputó tres partidos y en todos fue amonestado. Vino Gallego
y lo borró por completo. Por eso terminó cedido a Chicago, donde casi siempre
fue suplente y descendió a la B Metro.
La Villa los rescató.
Dos casos
emblemáticos de la debacle de Independiente.
Fuente Olé

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