Jueves 8 de diciembre de 2011
Todo comenzó allá por Agosto del 2010. Independiente recibía
al actual campeón del fútbol argentino gracias al "campañón"
realizado por Américo Rubén Gallego durante la temporada anterior que le
permitió a los de Avellaneda ubicarse entre los clasificados para la Copa
Sudamericana del corriente año. No era una noche más y la gente lo percibía.
Tras los malos tragos del comienzo del Apertura, el team de Daniel Garnero
atravesaba un mal momento en cuanto a lo
futbolístico y que mejor que una noche copera -como las viejas- para empezar a
tomar el rumbo correcto.
Comenzaba un nuevo certamen internacional y el fervoroso
deseo de una nueva conquista paralizaba al hincha de Independiente de una
manera más que especial. El rival a enfrentar era Argentinos Juniors, un poco
cambiado con respecto al que se coronó campeón en Mayo, pero rival respetable y
campeón vigente al fin. Un cabezazo de Leonel Galeano a los 8´de la primera
mitad, hizo explotar a la gente que concurrió en gran número al Libertadores de
América para empezar a hacer crecer una ilusión que se mantendría intacta hasta
Diciembre. Primera (y única) victoria de Garnero en su ciclo como DT de
Independiente que sirvió -y mucho- en lo anímico pensando en el partido de
vuelta en La Paternal.
El 9 de septiembre Argentinos Jrs e Independiente se
volvieron a ver las caras. Unos imaginaron que iba a ser un partido complicado
para el visitante, y otros apelaron a tirarle al rival el peso de la historia,
la camiseta y la "viveza" de saber jugar este tipo de partidos
utilizando una palabra que iba a hacer inmejorable para definir el desenlace de
aquí al final de la Copa: Mística Copera. Con eso el Rojo se defendió hasta
donde pudo en la primera parte. El "Bicho" no paraba de generar
situaciones y Adrían Gabbarini de detenerlas. Sacaba todo lo que se aproximaba
al arco Rojo. Pero tras un mal cálculo provocado por un córner a favor de los
locales, el balón le jugó una mala pasada a Andrés Silvera y la pelota terminó
rebotando en su brazo dentro del área. Penal que Ortigoza cambió por gol
rápidamente y resultado que obligaba a llevar el partido hacia los enigmáticos
penales. Las uñas se carcomían solas en las tribunas. Es que el hincha del Rojo
recordaba el último antecedente de su equipo en la Sudamericana y se remitía al
2008 cuando Estudiantes lo había eliminado en la misma instancia justamente
desde los 12 pasos en el Estadio Único de La Plata. El equipo de Garnero pasaba
un momento difícil en el trámite del encuentro hasta que Patricio Rodríguez,
luego de una pifia, envió un centro que la derecha de Leandro Gracián supo
cambiar por gol apaciguando las aguas en el mundo Rojo cuando ya se jugaba la
segunda mitad. Independiente, muy tranquilo, se limitó a recordar la famosa
frase timbera "1x1 es negocio" y ¡Que negocio! en este caso. Faltaba
poco tiempo para finalizar el partido y Argentinos se veía obligado a meter 2 goles
más para seguir en la Copa, pero finalmente fue empate y clasificación para
Garnero y sus dirigidos, merecidos por lo hecho en la Ida y el gran trabajo de
Gabbarini en la vuelta que lo terminó catalogando como el gran Héroe de la
noche en La Paternal junto al Tano Gracián.
Ya minimizada la euforia y el miedo particular a la 1º fase,
el hincha predecía que lo que se avecinaba era todo un reto. Había que salir
del país, enfrentar al puntero uruguayo que venía de meterle nada menos que 9
goles a Sport Huancayo de Perú y el presente del Rojo no era el más favorable:
Daniel Garnero terminó renunciando luego de que su equipo haga el ridículo ante
Banfield perdiendo 4 a 0 y la dupla conformada por Ricardo Elvio Pavoni y
Francisco `Pancho` Sa tomaba el mando de la dirección técnica en forma interina
para tratar de sacar a Independiente de la crítica situación. El debut de la
dupla dejó un triunfo a favor ante Gimnasia por 1 a 0 -el primer triunfo del
Rey de Copas en el Apertura- y hacía ilusionar a la gente que viajó en masa a
Uruguay vía Buquebús, micros o auto. El rival a vencer esta vez era Defensor
Sporting. Los hinchas de Independiente coparon todas las calles de Montevideo a
lo largo del lluvioso día y en el reloj las horas no terminaban más de cara al
encuentro nocturno que se disputaría en el Estadio Centenario. El Rojo -esta
vez de blanco- apareció caminando en el campo de juego, orden que provenía
desde la dupla técnica y que rememoraba aquellas gloriosas noches de Copa
Libertadores en las que también sonaba profundamente la palabra Mística Copera.
Otra vez el arquero -esta vez Hilario Navarro- fue el principal responsable de
que Independiente mantenga vivas las expectativas para permanecer en la
competición, por lo menos en la primera parte. Sin jugar bien, y con un gol de
Gracián en contra, los Rojos volvieron a la Argentina con un 0-1 que mantenía a
la orden las chances de seguir. Pero con el tibio andar que mostraba el equipo
en el campeonato local sería muy difícil y la dupla técnica también tendría
problemas nuevamente.
Luego de perder 1-4 con Godoy Cruz, Antonio Mohamed fue
contratado como DT del Rojo. Su debut fue un 10/10/10, nada más ni nada menos
que contra Racing, clásico rival al que sus dirigidos vencerían por 1 a 0 con
gol de Báez y teniendo a Hilario Navarro otra vez como figura. Lo que nadie
sospechaba hasta el momento es que justamente ese triunfo iba a ser el último
de Independiente en el Apertura, pero ese es otro tema que no será tocado aquí.
La incertidumbre de como se iba a jugar el encuentro ante los uruguayos y la
actitud con la que saldría el equipo del Turco Mohamed al campo de juego,
mantuvieron entretenidos a los hinchas que no hacían otra cosa que imaginarse
fuera de la Copa. El presente de Independiente era oscurísimo y la cosa se puso
aún peor cuando Rodrigo Mora realizó una acrobacia en el aire poniendo el 1 a 0
a favor de los uruguayos y obligando al Rojo a convertir 3 goles para acceder a
los cuartos de final de la Copa. Muchos pensaron en tirar la toalla. Otros en
esperar que el reloj haga lo suyo y el tiempo pase para observar lo que
ocurriese. Algunos prefirieron ni mirar. Muy pocos eran los que decían
"Esperá, esto aún no termina", y esos eran los más grandes, los que
vivieron las épocas más doradas del Club, los que nunca se imaginaron ver pasar
a Independiente por situaciones deplorables y los que nunca, pero nunca,
olvidaron el significado de la palabra Mística Copera. De ahí sacó el corazón
Independiente una vez más. Tres minutos más tarde del gol de Mora, Silvera puso
el empate de cabeza, Fredes acompañó con un excepcional remate que terminaría
en el fondo de la red 5 minutos después y Cabrera definió debajo del arco tras
una gran jugada de Patricio Rodríguez a los 27 para poner la cuestión 3 a 1 en
favor de Independiente y así poder acceder a los 4tos de final. En el segundo
tiempo, luego de que Silva (arquero de la visita) reciba un piedrazo en la
cabeza desde la tribuna Sur del Libertadores de América -Razón por la cual se
suspendería el próximo partido de Independiente en caso de pasar de ronda-
Defensor madrugó al Rojo con un magnífico remate de Rodríguez, en el que nada
pudo hacer Hilario para detenerlo. Pasaban los minutos, el tiempo corría una
vez más. Mohamed decidió enviar a la cancha al "Pelado" Martín Gómez
y a un tal "Nico Martinez", hermano del por entonces sensacional Juan
Manuel "burrito" Martínez, jugador de Velez Sarsfield. Nadie imaginó
que un chico de una estatura más baja que la normal sea el que defina el
partido y encima de cabeza. Iban 74 minutos cuando el sueño se esfumaba; Martín
Gómez, tras maniobrar en el área de Defensor, envió un preciso centro que la
cabeza de Martínez supo cambiar por gol e hizo enloquecer a la parcialidad
local. Recuerdo los llantos de la gente en las tribunas mientras entonaban el
himno característico de Independiente en la competición: "¡El Rey de Copas
la p... que los parió!, ¡El Rey de Copas la p... que los parió!" se
escuchaba desde las gargantas afónicas por el grito del chico Martinez.
Independiente estaba en Cuartos de Final, cuando todos lo dieron por muerto,
salvo esos pocos señores de traje que invitaron a la gente a esperar, todavía
faltaba mucho.
A Colombia había que viajar, Deportes Tolima (también
puntero en el torneo colombiano por entonces) era el próximo rival. El presente
de Independiente en el torneo local seguía siendo nefasto. Pero las noches de
copa eran distintas; las noches de copa transmitían otras ganas de ir a la
cancha a ver al equipo del Turco, la incertidumbre se apoderaba de uno pero el
espectáculo que se mostraba dentro del campo de juego siempre valía la pena
pagarlo. Más en estas instancias de Copa. ¿El partido? Independiente perdía las
chances de ponerse en ventaja pero igual lo iba a conseguir a través de
Silvera, quien anotaba de penal el 1 a 0. Luego apareció la gran remontada de
los cafeteros empatando en la primera mitad y poniendo luego el 2 a 1 en la
segunda parte con un tremendo golazo de Marangoni, experto en Tiros Libres y
jugador fundamental para que el Tolima llegue a los 4tos de Final, eliminando a
Banfield en la instancia anterior. El 1-2 era negocio para Independiente -ahora
lo pienso y digo "nada que ver"- pero por suerte apareció el chico
Julián Velázquez de futuro más que europeo y estampó el 2-2 luego de un
cabezazo tras una pelota parada. Dos a dos y a verse las caras en Avellaneda,
pero no en el Libertadores de América.
El Juan Domingo Perón se vestía de gala. No jugaba la
empresa sino que en su lugar lo hacía el Rey de Copas. Noche de jueves en la
que ya se conocía el rival próximo a enfrentar para el que pasara de ronda. Era
la temible e invencible Liga Deportiva y Universitaria de Quito, más conocida
como "el verdugo de los argentinos", quien venía justamente de
eliminar a Newell´s Old Boys de Rosario el día anterior. A estadio lleno y gran
expectativa no hay con que darle. La presión que metió la gente a los
colombianos ayudó de gran forma a la distensión de los locales dentro del campo
de juego. El partido comenzaba parejo; chances que se sucedían y concreciones
que no se daban. Lo tuvo el Tolima, lo tuvo Independiente. Ninguno acertó en la
definición pero el que si volvió a acertar fue el imbatible Hilario Navarro
que, luego de taparle un complicadísimo tiro libre a Marangoni en la primera
mitad, tapó junto a la defensa Roja todo lo que se acercaba al área de
Independiente en el segundo tiempo. Fue 0 a 0 y clasificación para el Rey de
Copas, que volvía a alegrar a la ciudad de Avellaneda convirtiéndola en un mar
de nuevos llantos y abrazos entre los hinchas Rojos que habían acudido al Municipal
de Avellaneda. Liga de Quito estaba a la espera.
Ecuador era el destino. Otra vez contra el equipo más fuerte
del ambiente local y, como dije antes, frente al "verdugo de los
argentinos". Liga de Quito se caracterizó en estos últimos tiempos por apabullar
a su rival en Casa Blanca, estadio donde hace las veces de local, e intentar
negociar el resultado marcando algún gol en condición de visitante que lo
acomode a clasificar a las próximas instancias de las Copas. Independiente, que
seguía retrocediendo en lugar de avanzar en el Apertura, viajaba a Ecuador con
la cabeza colocada en "dejar abierto el resultado" para poder llevar
a la Liga a Avellaneda y definir la instancia en casa y con su gente. La
primera mitad de Independiente fue excepcional. Peleaba de igual a igual ante
un rival que hacía sentir lo dificultoso que se hace jugar a 2.721 metros por
arriba del nivel del mar. Dicen que el aire te falta, la pelota no dobla y las
piernas te pesan. Precisamente en el Rojo se notaba todo lo contrario. Gladiadores
vestidos con camisetas de Independiente azules peleaban cada pelota como si
fuese la última y el gol, parecía, estaba al caer. Lástima que cayó para los
locales cuando Salgueiro remató con gran categoría para colocar el 1 a 0 cuando
moría el primer tiempo. El amanecer de la segunda parte fue tremendo para
Independiente: Liga en 10 minutos ya se encontraba 3 a 0 y extinguía casi por
completo las ilusiones de los pocos hinchas que habían viajado a Ecuador. Ni
hablar de los que estaban sufriendo en Argentina con las transmisiones de radio
y televisión. Más de uno habrá apagado la tele, revoleado la radio o ambas y se
habrá perdido el descuento de Andrés Silvera pegadito al tercer gol de los
ecuatorianos. 1-3 estaban las cosas e igualmente se respiraba un intranquilo
clima. Corrían 62 minutos de partido cuando Lucas Mareque, jugador que hoy se
extraña y bastante, finalizó una jugada con un fantástico remate de derecha
luego de un amague, desde afuera del área y con gran categoría que pondría
cifras definitivas al asunto aunque faltaba algo más de 25 minutos para
finalizar el partido. Independiente se llevaba un 2-3 que si bien no era una
victoria, era como si lo fuese porque hacer dos goles en condición de visitante
y en la altura, además de utópico, es una hazaña. Independiente y Liga se
debían volver a ver dentro de unos cuantos días y con ganar apenas 1 a 0, los
de Mohamed estarían en la Final de la Sudamericana.
"Liga: Bienvenidos al Infierno", rezaba un
estandarte colgado en el alambrado de la Popular Norte del Libertadores de
América. Independiente volvía a disputar otro encuentro de Copa en su Estadio y
eso le daba un gusto especial a la noche. La víspera no fue igual a todas las
otras vísperas de partido. Si Independiente hacía lo que tenía que hacer,
volvía a la Final de una Copa y todos estaban a la expectativa de eso. El Rojo
era más en el trámite del juego pero no podía terminar de precisar las jugadas,
lo que hacía retumbar el famoso "murmullo" característico de las
tribunas y plateas cuando el equipo no hace lo que tiene que hacer dentro de la
cancha. Por suerte, casi a la media hora, Parra marcó el 1 a 0 anotando su
primer gol en la copa y haciendo estallar a la marea Roja que, otra vez, no
pudo aguantar el grito: "El Rey de Copas la p... que lo parió, El Rey de
Copas la p... que lo parió". Todo marchaba sobre ruedas, el resultado
alcanzaba y encima quedaba chico por lo que Independiente hacía en la cancha.
Pero la alegría duró menos de 15 minutos cuando Salgueiro de media distancia
-otra vez- cambió un remate por otro golazo y dejó las cosas 1 a 1 antes de
finalizar la primera parte. Recuerdo, al ver la repetición del partido al
volver del Estadio, que Niembro destacó en la transmisión la diferencia entre
el comienzo del segundo tiempo en Ecuador y el segundo tiempo en Avellaneda.
Las cosas se daban al revés esta vez. Independiente, al minuto de la segunda
mitad, volvía a ponerse en ventaja por una viveza de Hernán Fredes que cortó
una salida defensiva y definió ante la salida del arquero visitante. 2 a 1
estaban ahora las cosas y al Rojo le alcanzaba ¡Y de que forma! Ahora era
aguantar o morir; porque el equipo del Turco siguió intentando pero Liga era el
que terminó jugando en el campo del rival y colocó contra las riendas al Rey de
Copas. Otra vez cabe destacar la brillante actuación de Hilario Navarro. Sin
dudas este jugador marcó una tendencia en la Copa Sudamericana 2010 que lo
calificó como el mejor arquero de la Argentina en ese entonces. Su nivel era
extraordinario y lo demostraba en cada partido en el que jugase. Cuando el
encuentro moría, Navarro le tapó el empate a Hernán Barcos; empate que
significaría la eliminación de Independiente del certamen y la clasificación a
la Final de Liga; empate que nunca llegó gracias al correntino arquero que
salvó siempre las papas cuando más lo necesito su gente. Los 4 minutos de
adhesión del árbitro no condicionaron para nada la fiesta que se tiñó de color
Rojo y que volvió a llevar a Independiente al lugar que nunca debió haber
dejado de ocupar. La Final estaba a la espera del Rey y con ello la Copa
ansiosa de ser alzada por los campeones, solo ellos podrían saber valorar el
esfuerzo y dedicación que obtener un título merece. Solo uno de los dos podría
coronarse, y enfrente estaba el Goiás, equipo de Brasil que ya había perdido la
categoría en la Serie A del Brasileirao.
Goiania es una ciudad brasilera que no se encuentra muy
próxima a la Argentina. 2.674 Kilómetros son los que separan a los estadios
donde se iban a disputar ambas finales. Lejos de ser un equipo temible, el
Goías recientemente descendido, incomodaba solamente por la fortaleza de sus
delanteros como Rafael Moura. Miles de hinchas Rojos viajaron a Goiania con el
sueño intacto de volver otra vez con un resultado abierto para definir la serie
en Avellaneda. No parecía una noche complicada pero tampoco era un trámite.
Menos aún cuando el Goiás se puso en ventaja tras un desafortunado rebote en la
salida por izquierda de Lucas Mareque, quedando la pelota servida para Moura y
poniendo en ventaja al team brasilero en nada más que 15 minutos de juego. Peor
todavía cuando 300 segundos más tarde los locales se volverían a poner en
ventaja nuevamente, después de que Douglas pifie su remate y el balón quede
servido bajo el arco para que la empuje Neto. 20 minutos y el partido 2 a 0 a
favor de los descendidos. Las risas y cargadas ya estaban preparadas en la
Argentina para cuando el equipo de Mohamed retorne. Independiente había peleado
a Sol y a sombra todos los encuentros contra los mejores rivales de cada país y
un equipito que perdió la categoría lo estaba venciendo por dos goles en solo
20 minutos. En la segunda mitad, los visitantes fueron a buscar el descuento
pero no lo consiguieron y se complicaron todavía peor cuando Silvera se hizo
expulsar tontamente por una agresión a un rival. Terminó el partido e
Independiente debía volver para la Argentina, pensar tranquilamente como salir
a jugar el encuentro de vuelta y analizar correctamente los caminos para llegar
a dar vuelta el resultado sin Silvera, en desventaja de dos goles y con todo el
estadio a su favor. El 8/12/10 por la noche era la cita.
La semana no pasaba más. Los días eran interminables. Las
horas, ni hablar. Independiente se jugaba su última carta en la Sudamericana y
tenía que dar vuelta si o si el resultado para coronarse campeón. Era posible,
no todo estaba perdido. La gente pagó precios impensables para conseguir un
ticket que le permita divisar el encuentro entre argentinos y brasileros con la
chance de coronarse campeón nuevamente de un torneo internacional. Faltaba algo
más que 3 horas para que comience el partido cuando la gente empezó a llegar al
Libertadores de América en gran número. Atrás quedó todo: la victoria del
primer partido contra el Bicho de La Paternal, la remontada contra Defensor en
Avellaneda, el empate 2 a 2 en Colombia, la patriada contra Liga en la vuelta,
el viaje a Brasil, la noche en la que la gente no dejó dormir a los brasileros
en el Hotel Emperador aportando una pizca más del folklore que nos caracteriza
a los futboleros. Atrás quedaban los sueños, llantos, abrazos, ilusiones,
alegrías y tristezas. Si Independiente no ganaba esa noche se quedaría con las
manos vacías e igualmente la gente reconocería el esfuerzo hecho para llegar
hasta esa instancia copera. Pero el Rojo siempre se caracterizó por, además de
jugarlas, ganar las finales que disputaba y no dejar nunca de soñar con lograr
las cosas. Así fue que Julián Velázquez marcó el 1 a 0 en una jugada preparada
por el entrenador y la gente enloquecía sabiendo que con un gol más se
igualaban las cosas y que el sueño era posible. Pero apareció nuevamente el tan
repudiado Rafael Moura estampando el 1 a 1 que obligaba a los Rojos a convertir
2 tantos más para seguir con vida dentro de la final. ¿Quién hubiera imaginado
que todo esto pasaría en el primer tiempo? Parra en dos oportunidades caidas
desde el cielo anotó los 2 goles que Independiente necesitaba para forzar el
partido a los penales: primero de "carambola" y luego desde el suelo,
casi haciendo malabarismo con el balón. 3 a 1 y los locales seguían yendo. Lo
tuvo Cabrera antes de que finalice el primer tiempo, lo tuvo Parra nuevamente
cuando arrancó el segundo. Ninguno convirtió y el partido se empezó a jugar del
lado de enfrente. Otra vez el interminable Hilario Navarro le tapó a Mouras la
chance de campeón y forzó a definir el partido en la prórroga de 30 minutos.
Sin piernas Independiente trató de defenderse con la pelota pero no podía
conseguirla. Goías era el que manejaba el partido a gusto y piacere y tenía
todo para ganarlo, todo menos suerte de campeón. Apenas comenzaban los primeros
15 de tiempo suplementario cuando Moura mandaba un centro abundantemente
preciso desde la izquierda que paralizaba a toda la parcialidad Roja: Rafael
Toloy estrellaba en paloma el cabezazo contra el palo increiblemente y la
pelota salía para afuera del arco. Nadie podía creer como no había sido gol
pero la gente comprendía que Goías no llevaba dentro de sí algo que a
Independiente le sobraba, y mucho: Mística Copera. El partido se terminó
definiendo por penales y el miedo a perder se apoderó de ambos equipos:
Maximiliano Velázquez pateó el primer penal de la noche y lo cambió por gol
tras una gran definición. Toloy, en especie de revancha, cambió su penal por
gol poniendo el marcador 1 a 1. Parra fue el que luego puso el 2 a 1 y Everton
el que igualaba la cuestión. Gracían ponía las cosas 3 a 2 y aquí se produjo el
gran primer estruendo de la noche: Felipe remató hacia la derecha de Hilario e
impactó la pelota contra el palo. El partido empezaba a llegar a su definición.
Matheu convirtió el 4 a 2 y Moura puso el 4 a 3. Era el turno de Eduardo
Tuzzio, jugador que llegó desde River Plate luego de salir último en el torneo
apertura 2008 y que poco a poco se fue ganando el corazón y respeto de los
hinchas de Independiente. La gente comenzó a gritar "Ole ole ole ole,
Tuzzio, Tuzzio" y le hacía saber al jugador lo que significaba para ellos
la concreción de ese tiro desde los 12 pasos. "Se adelanta Tuzzio....."
es una frase que muchos recordarán y pocos van a olvidarse de aquí hasta el
resto de sus vidas. Gol de Independiente y Campeón tras unos larguísimos 15
años de sequías. Campeón con todas las letras, derrotando a los mejores,
venciendo en los peores momentos, sacando de sí lo mejor que tenía para dar la
escuadra de Avellaneda. Campeón merecidísimo y 16º título Internacional que
volvió a colocarlo como Rey de las Copas nuevamente. Se venía lo mejor ahora:
el Semestre de la Historia. Se venían 4 copas más para disputar y el sueño de
volver a gritar ¡Campeones! pero, para no manchar las lineas escritas hasta
aquí, tocaremos ese tema en otro artículo. Independiente campeón de la
Sudamericana 2010 será el recuerdo de muchos chicos que vieron campeón al Rojo
por primera vez, de otros que ya lo vieron anteriormente en alguna ocasión y de
otros -los más grandes- esos que decían "Espera, esto no termina
todavía" invitando a la gente a soñar y a nunca perder las esperanzas, a
verlo campeón nuevamente como en toda su historia Independiente lo fue.
Gracias Cuerpo Técnico (todos los nombrados) y Jugadores,
ustedes se lo ganaron e hicieron posible que esa noche el Hincha del Fútbol se
ponga de pie y abrace a su amor por la camiseta de forma especial. Ese 8 de
Diciembre gritamos CAMPEÓN por última vez hasta ahora, pero seguramente vendrán
muchas alegrías a futuro.
Fuente Monarquía Roja












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