Picadito que organiza la Vida entre el corazón
y los amigos.
Partido, revancha y bueno. Todos contra todos.
Que juego
jodido el fobal. Más cuando jugás con amigos.
Con los del
otro barrio es distinto.
Once contra
once y a pintarles la cara.
No tenés
escrúpulos. Les querés ganar. Y sacás ventaja hasta al límite del reglamento.
Si podés la
acomodás con la mano. Y la metés adentro también.
Con tal de
que no te vean. Y siga el sigue y siga.
Ponés cara
de Yonofuí aún cuando le pasaste la suela por los dientes al puntero de ellos.
Te revolcás
como electrocutado por un rayo cuando te respira demasiado cerca la marca y te
roza.
Es el
orgullo del barrio en juego.
Pero cuando
jugás un picadito con amigos es otra cosa.
Contra los
tuyos, en otro equipo de tuyos, querés ganar.
Pero no
tanto.
Desearías
empatar.
Pero
depende de Ellos. Que también son tus amigos.
Y no sabés
si los guachos también quieren empatar.
Porque si
así fuera, hacen precalentamiento los dos equipos mostrando habilidades ante la
tribuna, se abrazan y firman el empate, yéndose
a comer el asado.
Que
habitualmente preparan los gordos, ex cracks, que acumularon kilos depositando a
plazo fijo hasta el 2030.
Cuando
jugás con amigos es otra cosa.
Si tenés
que jugarlo, como seguro será, estás preparado
Y tenés tu
pizarrón.
Allí, con
la tiza en la mano, sabés como termina.
Y que ese
día ni tu amigo ni Vos van a perder.
Están en
distintos equipos. De amigos.
De ambos.
Solamente
se van a estrechar en un abrazo. Al finalizar el partido.
Abrazo Infinito.
No importa
el resultado. ¿Perdieron los dos?. Ganaron los dos.
Porque los
dos saben.
De fobal.
Y de la Vida.
Vos y El
saben que cuando Viene de la Cava superior y te desbordan por la Aurícula derecha,
te mandan seguro el centro al ventrículo, y ni Vos, que sos tan macho, lo
aguantás y se te cuela.
Decís que
quisiste sacar por la arteria pulmonar. Pero nadie te cree.
Sabes y
saben que es gol de ellos.
Y es gol.
El no festeja.
Pero Vos no
te rendís. La pasa Vena pulmonar a aurícula izquierda, hace la pausa, la entrega
a válvula Mitral que avanza y cede a ventrículo izquierdo. Centro. La ves venir
y la colocás de cabeza cruzada. Es el empate. La vena cava inferior ni la vió.
No lo
gritás.
No está pactado
de antemano el empate. Pero es querido.
Y siguen
jugando a no jugar esperando el pitazo final.
Que alivia
a todos cuando El Barba lo anuncia.
Hasta al anciano
árbitro de tantos encuentros se siente aliviado y acaricia y acomoda su barba
como preparándola para la estampita con los jugadores.
Y piensa
que va a dirigir muchos partidos más de estos equipos que quieren a sus
ocasionales oponentes. Porque no tuvo ni que cobrar una falta. Porque todos se
comportaron según su reglamento.
Tienen contrato por varias temporadas, en las canchas en que jugaron desde chicos. En el barrio que los vió crecer, y creció el barrio y se llevó muchas canchas.
Muchos no
saben de estos códigos. Algunos quieren aprenderlos.
Vos los conocés, porque desde la mesa del café alguna vez viste a través del vidrio como la garúa
hacía brillar de noche un empedrado, una piba y un pibe corrían de la mano buscando
refugio de la lluvia viviendo una ilusión, y saliste a que se te mojara la cara
para disimular las lágrimas.
El café se te enfrió a pesar que un cigarrillo
cercano intentaba calentarlo.
Allí, al rato, estabas
con tu Amigo.
Al lado tuyo.
Revolviendo el café y pegando rítmicamente sobre el borde del pocillo con la cucharita.
Al lado tuyo.
Revolviendo el café y pegando rítmicamente sobre el borde del pocillo con la cucharita.
Festejado
un empate.
Que no es no ganar, perder la Vida.
Y no intentes ganarle a Ella, porque es imposible.
Y no intentes ganarle a Ella, porque es imposible.
A la Vida
hay que empatarle, porque la querés como a tus amigos.
No ganarle.
Empatarle y abrazarla después de cada partido.
Como a tus
amigos.
A los que
hay que ganarles es a los jueputa del otro barrio.
A esos, hasta
en una gamba les juego.
Y mi amigo,
El Poeta de La Plata los golea.
Jugamos
siempre juntos.
Pateamos
para el mismo lado.
Le hago el
diástole. El hace el Sístole. Pase y gol.
Latimos uno
por otro.
Somos
Hermanos. Porque nos elegimos pasito a pasito, como cuando de pibes hacíamos pan-queso.
Que no es piedra papel y tijera. Ni cara o ceca. Ni espejito no revoléa.
Algunos lo
entenderán.
Otros
preguntarán.
Otros tampoco.
Fuente rrrojo para http://independientepaladarnegro.blogspot.com
Nota de rrrojo: Para Mi Hermanito Hugo Silva.
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