Quizá por la herencia de la mística de Estudiantes que busca
en las cábalas acorazarse contra el más allá, Alejandro Sabella se detiene en
el incomprobable mandato de la superstición.
Pero no se refugia exclusivamente
en la mitología de las creencias y los ritos.
Sabella abraza a la obsesión como
el peldaño innegociable para dar el salto de calidad.
Entonces, reflexiona,
averigua, estudia. Y jamás esquiva a la autocrítica. Ni a las disculpas.
Está donde siempre soñó.
Con orgullo, pero sin vanidad.
Sabella conduce a la selección sin perder de vista las urgencias inmediatas.
Por eso no se concede mirar mucho más lejos que... hoy.
Obsesivo y meticuloso,
se esfuerza por que encajen las palabras.
Coquetea con las divinidades, pero no
se aparta de un rigor cientificista cuando diagrama su trabajo. Cree en los
espíritus guardianes, pero esencialmente lo guía la astucia de un técnico
ambicioso.
Aunque por ahora fondea sus anclas en la realidad.
-Respecto de la época en que fuiste ayudante de Passarrella
en el seleccionado (1994-98), ¿creés que ahora hay más urgencias?
-Las urgencias son mayores por una cuestión lógica: hace
mucho que la selección no gana algo. Hay más presión. Igual, esto no lo quiero
circunscribir sólo a la selección. Todo está muy mediatizado y la presión
aumenta también en los clubes.
-¿El fútbolista también cambió?
-Antes había menos jugadores en el exterior. Ahora se van
cada vez más jóvenes y empiezan a vivir en un mundo diferente.
-¿Cuál es la ventaja y la desventaja de tenerlos en el
exterior?
-Con los que están en Europa casi no pudimos trabajar hasta
ahora. A partir de 2012 mi idea es entrenar a un grupo del fútbol local, al
menos una vez cada 15 días, pero tampoco es fácil porque los clubes tienen sus
intereses y presiones.
-Igual, vos ya reconociste que la base del plantel está en
el exterior.
-Sí, eso lo mantengo. Lo de trabajar con un grupo del fútbol
local es para cubrir algunos puestos en los que tenemos dudas, en los que las
diferencias entre los que juegan aquí y en el exterior son mínimas. Entonces, a
través del trabajo y el conocimiento mutuo puede salir algo provechoso.
-¿A qué puestos apunta la búsqueda?
-Por ejemplo, en los partidos contra Brasil yo quedé muy
conforme con Canteros, especialmente en Córdoba. Y en el promedio de los dos
amistosos, Augusto Fernández fue de lo mejor. Son mediocampistas, pero nosotros
estamos buscando en defensa. El trabajo con los de acá a lo mejor me puede dar
una respuesta en el tiempo, abrir un poco más el abanico de posibilidades.
-¿La conducta defensiva es lo que más te preocupa?
-Tenemos que mejorar pensando... en grande, por así decirlo.
Grandes problemas no tuvimos. Bolivia nos llegó dos veces y nos hizo un gol.
Colombia, dos o tres veces y también nos convirtió uno. Venezuela... ahí. No es
que nos llegaron seis o siete veces por encuentro. Hay que mejorar el nivel; se
depende del jugador, del técnico, de buscar sociedades. Tengo que encontrar el
momento para decir "este es mi equipo". Yo no soy de cambiar mucho.
En el Estudiantes que fue campeón había 10 titulares de memoria.
-¿No te planteás reducir la base de jugadores para darle
certidumbre a un grupo? En los últimos tres años, si bien es un período que
excede tu gestión, se convocaron 160 jugadores. ¿El jugador no necesita
sentirse respaldado?
-Estoy de acuerdo, lo que pasa es que el número creció mucho
por las convocatorias de los seleccionados locales, con los que se busca sacar
uno, dos o tres jugadores para las competencias importantes. Igual, reconozco
que llega un momento en el que uno debe plantearse qué necesita el jugador:
seguridad. Siempre lo pensé así, cuando era ayudante y después entrenador de Estudiantes.
Hay que formar una base lo más rápido posible para que el jugador se sienta
tranquilo y con confianza. La confianza y la empatía del futbolista con el
cuerpo técnico son fundamentales. Pero es un camino de ida y vuelta. Está el
momento en que el técnico le tiene que dar confianza al jugador y otro en el
que futbolista debe retribuirla. Pero la confianza inicial debe nacer de mí. Me
falta un tiempo. Me hubiera venido bien que las eliminatorias siguieran ahora
para seguir conociendo a los jugadores y armar un equipo. Que haya empatía
entre todos y se empiece a crear un sentimiento de pertenencia más grande.
-Ya sabés lo que te falta. ¿Qué conseguiste hasta
ahora?
-Es muy difícil decirlo... Creo que eso hay que hablarlo con
los jugadores. Uno trata de ser serio, aplicado, organizado, brindar lo mejor.
Hay que darles las herramientas al jugador para que pueda dar su máximo
potencial. Busco dos cosas fundamentales: que haya una empatía entre los
jugadores y el cuerpo técnico, y un sentido de pertenencia. Otra prioridad es
la que tiene que ver con la solidaridad: el plural tiene que estar antes que el
singular, el nosotros antes que el yo y dar antes que recibir. Ahí está el plus
que a veces hace la diferencia a favor. Uno quiere que cuando el jugador se
peine frente al espejo después del partido diga "yo di todo".
-¿Se le puede dar confianza a Federico Fernández, que es un
buen proyecto, pero que no es titular en Napoli, o a Desábato, que por edad no
va a llegar al Mundial?
-El Mundial está muy lejos, aunque por otro lado ya empezó
con las eliminatorias. Hoy, yo me guío por el corto plazo y no me puedo estar
fijando en las edades. Tengo que fijarme en tratar de sacar buenos resultados
ahora. Para el Mundial faltan tres años. Más adelante, quizá la edad sea un
tema por considerar. Hoy tengo que sacar resultados, vivir en el día a día. El
"Chavo" Desábato, antes de Colombia, no había tenido un buen
rendimiento en Estudiantes. Sin embargo, entró en Barranquilla en una situación
dificilísima e hizo un partido muy bueno porque había jugado mucho tiempo con
Fernández en Estudiantes, se conocían. Todos tenemos que hacer un aporte para
que haya tranquilidad, menos presión, urgencia y ansiedad. Las presiones
desmedidas nos pueden perjudicar.
-¿Ponés énfasis en los resultados porque a Batista lo
echaron porque le fue mal en la Copa América?
-Sigo con el mismo pensamiento que tenía en Estudiantes. Me
preguntaban por el partido de dentro de 15 días y yo respondía que estaba
pensando en el entrenamiento del día siguiente. Es una frase que le escuché a
Simeone cuando dirigía a Estudiantes y me quedó grabada. Ahora me enfoco en el
seguimiento de los jugadores para el amistoso en Suiza (en febrero).
-¿Qué explicación le encontrás a la falta de laterales?
-Voy a pasar esta pregunta. Tengo mi opinión, pero prefiero
reservármela. Es obvio que es un puesto en el que falta gente, se perdió la
tradición del puesto, por así decirlo. En Brasil tiene otra jerarquía esa
función. Acá tal vez no le dimos el valor suficiente. No quisiera profundizar.
-¿Tendrías que criticar a los técnicos de inferiores?
-No voy a contestar.
-¿No es una paradoja que sin Brasil estas eliminatorias sean
más difíciles que las anteriores?
-Sí, que no esté Brasil es positivo. Y lo negativo es que todo
está más parejo, con selecciones en un momento histórico, como ocurre con
Uruguay, Chile, Venezuela. Perú levantó; quizás Ecuador y Paraguay bajaron un
peldaño, pero son equipos fuertes.
-Se te señala que frente a Colombia diste un paso adelante
cuando ya estabas en desventaja, que la idea original era muy
conservadora.
-Está bien, sí, sí, era conservadora. Perfecto. Yo lo
explicaría así: vamos a suponer ehhhh. Un día estaba en la Reserva de River, el
equipo ganaba 1-0, ganaba 2-0, ganaba 3-0. entonces agarré a los que estaban
perdiendo y les dije "ustedes van a seguir así". Perdían 1-0 y
pensaban en empatar, les hicieron otro gol y pensaban en hacer dos goles, pero
les hicieron tres. Les dije: "Ustedes tienen que tratar de que no les hagan
más goles". ¿Qué quiero decir? El contexto con Colombia era buscar un
partido que tuviera que ver con el calor, con la humedad, un equipo rival que
no viajó para jugar -nosotros sí-, el efecto psicológico del empate con
Bolivia. Entonces había que hacer un equipo con experiencia, hacer un equipo
guerrero, hacer un primer tiempo chato y feo, con poco desgaste físico, para
después, ver cómo se daba el arranque del segundo tiempo. A los diez minutos, y
por la experiencia que tenía de Venezuela, pensaba en arriesgar. ¿Pero qué
pasó? No tuve tiempo por el gol de ellos y lo tuve que hacer en el entretiempo.
Podía haber dejado a Guiñazú y sacado a Sosa, porque me contás la mala, pero
contame la buena. La mala es que fui conservador, pero la buena es que no se
fue Sosa. Arriesgué más todavía. Pero está bien. La idea original era esperar
10 minutos para el cambio si íbamos 0 a 0.
-¿Cuáles son los deseos para la selección en 2012?
-Que logremos los resultados que queremos. Si tengo que
elegir entre el resultado y tener el equipo, digo el resultado. Obviamente que
una cosa va de la mano de la otra. Ojalá pueda hacer las dos cosas.
Fuente Independiente
Crece
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