Por Eduardo Verona
Entrevista exclusiva | Passarella: Todos saben lo que pasó
en México 86 y yo mejor que nadie
A puro fútbol y sin reservas, el capitán de la Selección Campeona
del mundo en Argentina 78 aborda la actualidad, elogia a River y a Gallardo, le
apunta a viejos interrogantes siempre presentes, plantea que su deseo de volver
a ejercer como entrenador está intacto y nunca tira la pelota afuera
-¿Compartís lo que nos dijo el Flaco Menotti, respecto a que
el “fútbol sin público es horrible?”
-Y por ahí debe andar. Más bien que pierde atracción, clima,
color. Tanto para los que juegan como para aquellos que lo miran por
televisión. Claro que es muy difícil resolver en el futuro esta situación,
porque van a existir muchísimos intereses en juego. Y habrá que ver como
quedarían las cosas. Y que se termina haciendo.
-Ahora, sin fútbol, ¿ves en la tele partidos de décadas
pasadas? Por ejemplo, algunos de viejos mundiales. Incluso del mundial 78 que
ganaron con la Selección.
-No. Me aburren. Y eso que nunca abandoné el fútbol. Es más:
los domingos me veía tres o cuatro partidos al hilo. Estaba sentado desde las
dos de la tarde hasta las once de la noche. Pero ahora no me engancho con
partidos viejos. No los disfruto.
Tiene tiempo y ganas Daniel Alberto Passarella de afrontar
una charla larga y sin apuros. De hablar sobre los temas que vayan surgiendo.
-“Ojo que yo no soy de dar notas”, nos anticipa. Pero la
nota poco a poco se va construyendo. Y él lo sabe.
-¿Cómo vivís esta gravísima emergencia sanitaria que nos
desafía a todos?
-No puedo ser original. La vivo adentro de mi casa y
extrañando una enormidad a mis tres nietos. Y esperando que todo esto algún día
quede atrás. Será dentro de un par de semanas o un par de meses, pero no se
sabe. Y creo que no lo sabe nadie. Hoy la prioridad está en ese lugar. El
fútbol puede esperar.
-Sí, es cierto, el fútbol puede esperar y tiene que esperar,
aunque las urgencias económicas están empujando a que no pocos dirigentes hayan
instalado rebajas en los salarios de los jugadores.
-Creo que debería haber un acuerdo entre AFA, Agremiados y
el Gobierno. No se pueden tomar las mismas medidas para todos. No sería justo.
Porque no es lo mismo un jugador de Boca, River, Independente, Racing o San
Lorenzo que otro jugador de un club más humilde y con un presupuesto mucho más
modesto. Esto no creo que nadie lo desconozca. Lo sabemos todos.
-¿En qué quedaron tus deseos de volver a ser el entrenador
de un equipo?
-Ese deseo no lo perdí. Lo mantengo.
-¿Estuviste realmente cerca en octubre del año pasado de ser
el técnico de Cerro Porteño de Paraguay? Por lo menos eso es lo que nos
comentaste en aquella oportunidad.
-Me parece que estuve cerca hasta que en un momento esa
chance se terminó derrumbando por cuestiones que no manejo. Pero mi iniciativa
no se modificó. Me gustaría volver a hacerme cargo de un equipo en la Argentina
o en el exterior. Por supuesto que con algunas reservas.
-¿Qué tipo de reservas?
-Saber bien cuál es el proyecto. Qué es lo que quieren en
definitiva.
-El proyecto de los dirigentes con más o menos capacidades
para conducir un club, es siempre el mismo: que el equipo gane todos los
partidos. Lo del proyecto hay que tomarlo con pinzas.
-No, no puede ser así. Hay equipos que no están en
condiciones de ganar todos los partidos, o casi todos. Depende de la
constitución del plantel. De los jugadores que integran ese plantel. De la
fortaleza que tenga. Y de las ambiciones generales. Hay equipos que están para
ganar todo y hay equipos que están para acompañar. Pasa en todos los
campeonatos.
-Antes dijiste que mirabas una gran cantidad de partidos del
fútbol argentino. ¿A qué jugadores destacas?
-Hay buenos jugadores, pero no hay grandes jugadores. Esa
diferencia no es menor. Antes, hace muchos años, por ejemplo cuando yo jugaba
en River, los grandes jugadores estaban acá, jugaban acá, en la Argentina.
Ahora ya no. A mí me siguen gustando los tipos que gambetean. Una gambeta
desarma cualquier sistema defensivo. Y para tener desequilibrio ofensivo
continúa siendo muy pero muy importante el poder de la gambeta. Porque rompe
todo.
-¿Qué te despierta este River que dirige hace varios años
Marcelo Gallardo?
-Me gusta Gallardo y me gusta River.
-Profundizá un poco más.
-Sí, en general me gusta cómo juega River. Sus movimientos,
su actitud, su manera de ir a buscar los partidos. Cómo va al ataque, cómo
presiona, cómo ejecuta rápido. Y con la cantidad de gente que pasa al ataque.
Esto lo viene manteniendo. Porque no es fácil jugar en ataque. Y no perder la
pelota en zonas complicadas donde todos pueden quedar mal parados. Tenés que
encontrar jugadores que manejen bien la pelota. Y que después lleguen a
posición de gol. River lo hace con mucha gente. Y sigue ahí.
-Es pimpante como dicen en Italia cuando un equipo es veloz
y agresivo.
-Sí, tal cual.
-Te llevo a lo que declaró Maradona hace dos días. Comentó
que en México 86 nadie te echó, que vos te “echaste” solo. Y que vos repetías
que “teniendo en la cabeza a Menotti no se podía jugar con Bilardo”.
-Yo creo que vos me conocés bien. Conocés mi trayectoria, mi
pasado como jugador, mi carácter, mi personalidad, lo que hice en el fútbol…
-¿Y entonces?
-Todos saben lo que pasó en aquel mundial de México 86. Y yo
mejor que nadie.
-No creas que lo saben todos. Las nuevas generaciones se
quedan afuera de muchas cosas.
-Te repito: para mí todos saben lo que pasó.
-Sigamos en el pasado. Después de España 82 pasaste a la
Fiorentina. Sin embargo por esos días pudiste ir al Real Madrid. Alfredo Di
Stéfano te había elegido y recomendado. La chance era concreta. ¿Qué pasó?
-Es cierto. Alfredo me había tanteado cuando dirigió a River
en el 81 de ir después del Mundial del 82 al Real Madrid. Me preguntó si me
gustaba. Más bien que le respondí que sí. Que ojalá se diera. Pero llegó antes
una oferta bien concreta de la Fiorentina y cerré todo con los tanos. Alfredo a
los dos días se enteró y me dijo, “más vale pájaro en mano que cien volando”.
-¿Cómo era Di Stéfano en el trato cotidiano?
-Yo tenía una muy buena relación con él. Era directo y duro
pero con un gran sentido del humor. Y cuando fue entrenador de River compartí
muchas cenas con él junto a Pipo Rossi que vivía enfrente del Monumental. En
una de las tantas noches que compartimos, hablando del fútbol de antes y del
fútbol de estos tiempos, me dijo muy serio que aquella Máquina de River a la
Selección Argentina campeona del mundo en el 78 le metía por lo menos tres
goles. No lo decía para bromear. Lo planteaba con ese tono tan especial que
identificaba a Alfredo.
-La última. Cuando pase el temblor universal del
coronavirus, ¿cómo te imaginás?
-No lo sé. Eso sí: espero que ese día llegue lo más rápido
posible.
Fuente Diario Popular
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