Cecilio Domínguez a corazón abierto

El paraguayo se abrió como nunca y contó cómo atraviesa esta etapa en Independiente. ¡Enterate!

Pocas veces se lo escuchó tan sincero y abierto a Cecilio Domínguez desde que llegó a Independiente. El delantero aceptó que no está en su mejor nivel y, aunque acepta las críticas, reconoció el dolor que le producen.

El 11 empezó hablando de la realidad que le toca tanto a él como al resto de los futbolistas del país:

“La cuarentena la llevo tranquilo. Me muevo en casa, por la mañana una hora y media de trabajos con el equipo y por la tarde hago por mi cuenta, en el jardín”.

Al comenzar la descripción de sus días en el Rojo, Domínguez dijo:

“Cuando llegué a Independiente tenía mucha ilusión de hacer grandes cosas. Soy consciente de que aún no se pudo dar, pero la gente es muy exigente. Entiendo, porque estamos en el Rey de Copas, acostumbrado a ganar todo lo que se le ponga en frente. Por otro lado, creo que se especula mucho y el público no sabe lo que pasamos los jugadores día a día”.

Y agregó:

”Los hinchas van a la cancha y quieren ver goles, ganar, que el equipo juegue bien y no importa si el jugador está mal, si tiene un problema personal”.

El atacante destacó sus primeros meses, pero reconoció que luego su nivel decreció:

“Sebastián Beccacece es muy buen entrenador, pero lastimosamente no se le dio en Independiente. Me enseñó y ayudó muchísimo. Era muy exigente, con él no pude dar lo que quería, al plantel le generó un cambio muy grande. Vivía todo muy intenso y era complicado cuando errábamos en las decisiones”.

Sobre su presente, aceptando las críticas, pero aceptando el dolor que le producen, expresó:

“Ahora lo que quiero es jugar, no me está tocando o quedo afuera de los convocados. Están utilizando a los juveniles, que está súper bien. Pero quiero jugar, ganar cosas y no quiero que me silben más».

«Es muy feo que me silben, nunca me tocó y en Independiente me están haciendo sentir algo muy duro. Creo que esto me va a ayudar para el futuro», cerró Cecilio Domínguez en diálogo con Gastón Edul.

Fuente Infierno Rojo