Corriendo el conflicto con Pablo Pérez, Independiente debe
enfocarse sólo en ganar el clásico.
Cuando un equipo golea 5-0 y lo hace de manera rotunda, se
espera que la semana subsiguiente sea tranquila, agradable, alegre. Más aún
cuando por delante tiene el clásico de la ciudad, con la necesidad de ganar y
confirmar el buen rendimiento.
Sin embargo, en Independiente no es así. La salida de Pablo
Pérez intoxicó el mundo rojo y se llevó toda la atención a falta de cuatro días
para el Clásico de Avellaneda. En un momento inoportuno, con el Mercado de
pases terminado, lleno de reuniones, rumores, operaciones y enojos, el 8 se
fue, siendo tan destructivo como de costumbre. Y la comisión directiva paga las
consecuencias de muchas malas decisiones.
El plantel de Lucas Pusineri trabaja e intenta poner toda la
energía en conseguir los tres puntos el domingo. Así debe ser, comprendiendo
que no es un encuentro más, que Independiente debe poner una piedra sobre otra
piedra para seguir construyendo. El DT, junto a su cuerpo técnico, está
haciendo mucho hincapié en lo psicológico y actitudinal para que los jugadores
se enfoquen al 100%.
Y también esto deberían incorporar el resto de los actores
del club: hinchas, dirigentes, partidarios y empleados. Toda la fuerza debe
estar puesta en ganar el próximo partido y empujar para sacar al Rojo adelante.
En la función que corresponde, con autocrítica y pasión para devolver al Rey de
Copas al lugar que se merece.
Fuente Infierno Rojo


No hay comentarios:
Publicar un comentario
Nota: solo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.