Amorebieta, una apuesta de Holan, cumplió su mejor tarea en
Córdoba y despejó las dudas que había sembrado: “Voy a trabajar para estar en
el 11”.
Por Fabián Rodriguez
“Necesitaba jugar 90 minutos y terminar el partido con
buenas sensaciones. Lo pude conseguir y es un paso adelante”.
Fernando Amorebieta fue una gran apuesta de Independiente y,
en especial, de Ariel Holan. A los 32 años, se animó a dejar Europa y cruzó el océano
Atlántico para jugar en Sudamérica. Le dio un giro osado a su carrera, aunque
también la decisión encerró la vuelta al continente donde empezó su historia.
Si bien sus padres son españoles, nació en Cantaura, una ciudad del noreste de
Venezuela a la que se había mudado la familia por motivos laborales. Él sintió
que tenía un asunto pendiente en estas latitudes y luego de una etapa con pocas
luces en Sporting Gijón, que descendió a la Segunda, aceptó la propuesta de la
dirigencia roja, que le ofreció uno de los mejores contratos del plantel. No
obstante, hasta el domingo, el rendimiento no había sido el esperado por
diversos factores: arribó sin pretemporada, debió adaptarse a un fútbol más
friccionado y sufrió lesiones.
“Uno entrena para intentar llegar lo mejor posible a cada
partido. Es cierto que hace mucho tiempo que no completaba uno. En lo personal
me he encontrado bien y voy a seguir trabajando para estar en el 11”, describió
el ex Athletic Bilbao sobre el duelo con Belgrano en Córdoba, donde cumplió su
mejor actuación con la camiseta del Diablo. A través del temperamento y su
buena talla -1,92-, se adueñó del juego aéreo ante los continuos envíos locales
y lideró a una defensa que no tuvo a los habituales titulares: Fabricio Bustos
(desgarro), Alan Franco (entró en el segundo tiempo), Gastón Silva (molestia) y
Nicolás Tagliafico (sobrecarga).
Para Amorebieta quedaron atrás los días inciertos producto
de las lesiones. La última, sufrida en Paraguay ante Nacional, fue una fractura
en el tabique nasal causado por un codazo de Luis Caballero, delantero rival.
Una situación que lo sacó de ese partido y en los días posteriores generó que
evaluara la utilización de una máscara de protección. “Es cierto que entrenando
con ella no me encontraba a gusto y no veía bien. Tenía que decidir si la
usaba. No me la puse y ha salido bien. Estoy perfecto”, explicó con
satisfacción quien jugó sin tapujos: “Una vez que uno está en el terreno de
juego piensa en ganar todos los balones y deja atrás lo ocurrido. Belgrano
envió bastantes balones largos para aprovechar la gente de mucha envergadura,
pero me he sentido cómodo”.
Holan considera a la Grulla detrás de Franco y Silva, aunque
una tarea sólida como la efectuada en Córdoba le aumenta el crédito en la recta
final, en la que el Rojo afrontará duelos exigentes y necesitará rotar.
Fuente Olé


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