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miércoles, 29 de noviembre de 2017

Vuelve el Rey



Holan mencionó a Napoleón antes de Racing y ya conquistó media Avellaneda: ahora va por América.
Foto Carroll

Por Martín Eula

Pide la hora. Con sus manos, hace el inequívoco gesto de basta ya. Casi no puede hablar de la emoción en medio de un Libertadores de América que brama. Ya habló y adoctrinó demasiado. Ya cambió cabezas. Ya transmitió calma. Ya devolvió a Independiente al lugar que su historia se lo exige.

Ariel Holan, el bicho raro llegado del hockey, el de los drones, el mirado de reojo por varios conspicuos del paladar negro... Ariel Holan, el atrevido, el que dogmatiza, el que desde la salida al campo de juego le impuso a sus jugadores el respeto por tanta gloria... Como pocas veces en los últimos años en el fútbol argentino, un hombre cambió a un club como lo hizo Ariel Holan (Gallardo es el otro). Tanto lo cambió, que los hinchas exigen silencio (“ssshhh”) cuando se repiten los pases atrás con el partido 0-0. El adoctrinamiento excede el verde césped: desde ahí nace y se traslada a esas tribunas cubiertas de un orgulloso rojo como en los viejos y dorados tiempos.

Es cierto que las imágenes finales no son las que pregona, pero para disfrutar muchas veces se necesita sufrir y hasta armar esa línea de cinco defensores con el Vasco Amorebieta como intento de bloqueo de la fuerza aérea paraguaya. Y el tiro libre de Salcedo y la pirueta de un tal Wilson Leiva, ambas situaciones en el descuento que paralizaron corazones, no deben tapar un bosque frondoso.

El segundo gol de Independiente fue un canto al fútbol y a la doctrina Holan. Desde la recuperación de un nuevo Sánchez Miño, los movimientos para generar espacios y atacar esos espacios de Meza y Bustos y la aparición de Gigliotti en la noche de su redención, en la que puede haberse recibido de 9 de Independiente por los goles, por lo que transmitió, por lo que defendió y por lo que hizo con y sin la pelota. Ese 2-0 como el 3-1 que cerró la parte inicial fueron el premio a un señor primer tiempo del equipo, que jugó con autoridad, desarticuló el catenaccio de Libertad y tuvo máxima eficacia.

Pudo cerrarlo antes Independiente con esa jugada messiánica del atrevido Barco. Se sostuvo en la solidaridad de todos y un par de cierres del gran capitán que es Tagliafico. Lo festeja como se debe por el regreso a una final continental después de siete años.

Holan mencionó a Napoleón antes de Racing y ya conquistó media Avellaneda: ahora va por América.


Fuente Olé

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