Photo/Jorge Saenz)
Por Favio Verona
Tagliafico, capitán del Rojo, es consciente del déficit en
la definición y espera revertir la situación en la revancha con Libertad para
llegar a la final de la Copa Sudamericana.
Las luces del estadio Defensores del Chaco ya se habían
apagado. Los encargados de la logística empezaban a cerrar las puertas para
levantar campamento, pero los futbolistas de Independiente seguían conversando
en voz baja en la intimidad del vestuario. Allí intentaban convencerse de que
la remontada es posible. Lejos quedó la euforia que había invadido los
camarines del Libertadores de América tras el 1-0 sobre River del sábado
pasado.
Nicolás Tagliafico fue el primero en abrir la puerta. Con el
ceño fruncido, saludó a los periodistas con la amabilidad que lo caracteriza.
Pero la bronca todavía recorría sus venas y se tornaba inocultable. ¿Cómo
explicar otra vez lo mismo? La temática se reitera hasta el hartazgo en cada
entrevista, rueda de prensa, charla informal o tertulia de café. El eje suele
ser siempre el mismo. En las derrotas, los empates y hasta las victorias, la
pregunta no falta nunca: “¿Preocupa la falta de contundencia?”.
El capitán del equipo apeló a un extenso monólogo para
tratar de brindar una respuesta concreta: “Creo que en este partido tuvimos
diez minutos muy malos en el arranque. En ese lapso no pudimos entrar en juego.
Libertad nos vino a presionar y nos generó situaciones apostando a la segunda
jugada. Después, manteniendo nuestra idea de juego, buscando profundidad y
llegando por las bandas, generamos muchas situaciones de gol. Lo que sucedió
fue que no las pudimos concretar. Eso es lo que nos está pasando, pero vamos a
seguir con la misma idea. No podemos perder el foco. No debemos salir del
camino, tenemos que seguir jugando de esa manera. En casa vamos a hacer eso,
pero esto es fútbol. Trataremos de generar la mayor cantidad de situaciones de
gol. Después veremos si entra o no. Pero haremos todo lo posible para que entre
y conseguir la clasificación a la final”.
Entrada la noche, casi todos los hinchas que viajaron fueron
a cenar a Carmelitas, la única zona de Asunción en la que los restaurantes
permanecen abiertos a la madrugada. El tema se repetía en todas las mesas: la
gente maldecía las oportunidades de gol desperdiciadas. Hoy, el área contraria
es el sector en el que más falla el Rojo. El diagnóstico está claro, pero no el
remedio. Así lo vio Tagliafico: “Luego de los primeros 10’ empezamos a tener el
control. Libertad se metió atrás y tuvimos espacio para mover la pelota. Fuimos
agarrando confianza, generando profundidad por las bandas e intentando también
por adentro. Crecimos de a poco y el segundo tiempo fue prácticamente todo
nuestro. El tema es que la pelota no entró. Hay que estar mucho más metidos en
los detalles, que en estas instancias marcan la diferencia entre clasificar o
no”.
ASUNCION (ENVIADO ESPECIAL).
Fuente Clarín
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