El técnico de la Argentina debutará en el Monumental justo
en un momento que no perdonará errores; historias de la B a la elite
Por Cristian Grosso
Sampaoli visitará un Monumental que ya conoce como hincha.
Foto: AP
Una tarde cualquiera de los años 70 empujó con la barra
brava millonaria para colarse en el estadio de River. En una platea se sentó en
octubre de 1998 para seguir un superclásico que no se escapó del cero porque
las manos de Oscar Córdoba le atajaron un penal a Marcelo Gallardo. En mayo
pasado, cuatro días después de reinstalarse en el país, desde el palco 28 de la
platea media Belgrano observó otro empate de River, ahora dirigido por
Gallardo, frente a Rosario Central. Tres fechas, tres momentos. Tablón, platea
y palco encerrados en 40 años. Si habrá soñado Jorge Sampaoli con ese
Monumental que aparecía en cada uno de los pósters que empapelaban su cuarto
infantil sobre la calle Dante Alighieri, casi esquina Vicente López, en
Casilda. Tablón, platea y palco. Pero todavía no estuvo en el césped. Sampaoli
jamás pisó la cancha.
Lo hará mañana. Por primera vez Sampaoli será uno de los
protagonistas del Monumental. Nunca dirigió en la cancha de River, vaya, un
registro singular para el entrenador de la selección argentina. Una rareza que
compartirá con dos futbolistas que serán titulares ante Venezuela, Federico
Fazio -jugó en Ferro entre 2005 y 2007, en el ascenso- y Mauro Icardi, que a los
8 años se marchó del país. Ellos tampoco saben de qué se trata correr por el
estadio de Núñez.
El Zurdo, que durante años recorrió la Liga casildense,
siempre observó desde lejos la elite. Su contacto con los grandes escenarios
del país fue fugaz, un paso efímero y sin huella. Y siempre como director
técnico extranjero, como en enero de 2010, cuando vino con Emelec (Ecuador) al
Parque de la Independencia a enfrentarse con el Newell's de Roberto Sensini por
la Copa Libertadores (0-0). O en noviembre de 2011, cuando ya como entrenador
de Universidad de Chile jugó contra el Arsenal de Gustavo Alfaro, en Sarandí,
por la Sudamericana, y se impuso por 2 a 1. O en 2012, cuando en junio visitó
la Bombonera también con la U, en las semifinales de la Libertadores y perdió
2-0 contra el equipo de Julio César Falcioni. Fanático de River, caminó por la
alfombra xeneize antes que por el Monumental.
Las experiencias de Sampaoli en escenarios del país están
lejos del glamour y las luces de neón. Están lejos en el almanaque, también.
Hay que viajar dos décadas en el tiempo para encontrarlo a Sampaoli como
entrenador del fútbol de AFA. Canchas peladas, vestuarios sin agua caliente,
herrumbre en los alambrados? Argentino de Rosario, en la primera B, el club en
el que en 1979 había jugado su admirado Marcelo Bielsa. El 13 de mayo de 1996
lo presentaron al Zurdo y el 29 de junio debutó con una goleada 3-0 ante
Laferrere en el Reclasificatorio a la B Nacional, pero la ilusión del ascenso
duró un suspiro ya que enseguida lo eliminó Temperley. Dirigió todo el Apertura
y hasta la 9na fecha del Clausura 97. Fueron 36 partidos, con 13 victorias, 14
empates y 9 derrotas. Y mil anécdotas, claro, donde ya se filtraba su perfil
ansioso y obsesivo. Después del mediodía se escapaba del trabajo de cajero en
el Banco Provincia de Santa Fe, en Casilda, y volaba en un viejo Fiat Duna hasta
el rosarino barrio Sarmiento para conducir la práctica del "Salaíto".
Alem, Midland, Dock Sud...
"Desde el barrio Sarmiento, De Argentino a
Argentina", tuiteó la cuenta oficial del club rosarino (@argentinoros)
cuando Sampaoli fue confirmado como director técnico de la selección. Cómo no
sentirse orgullosos si es a la única entidad de AFA en la que trabajó. Juntos
recorrieron canchas como las de Deportivo Armenio, San Miguel, Colegiales,
Leandro Alem. Dock Sud, Campana, Midland? Muchos aún hoy recuerdan al
hombrecito, intenso, mandón, severo. Un entrenador que sobrepasaba la categoría
con su despliegue de conos y cintas en cada ensayo. Y que, en una dimensión
bien artesanal, ya incursionaba en la edición de videos grabando en VHS las
imágenes que podía conseguir de los rivales de la primera B. A futbolistas
amateurs los exigía como profesionales. No faltaron discusiones, desde luego.
Dejó el cargo el 19 de abril de 1997. Y volvió el 30 de
septiembre de 2000, también con una victoria, 2 a 0 ante Argentino de Quilmes.
Pero esta vez la estada duró poco, ya que se alejó al mes, el 28 de octubre
después de sufrir un cachetazo en el Carlos V de Jáuregui: perdió 4 a 0 con
Flandria. Aparecían otros planes, se ampliaba el horizonte. Lo buscaban desde el
fútbol peruano y el legionario Sampaoli comenzaría una larga excursión. Pero
nadie reniega de las huellas que deja la infancia, días en los que el Zurdo
jugaba a ser el Beto Alonso. Los sueños de Sampaoli finalmente se deslizarán
por el césped del Monumental. Él y la selección argentina necesitan que esa
primera pisada llegue con el impulso de un trampolín.
Fuente Cancha Llena
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