Independiente cayó nuevamente derrotado en Mendoza, esta vez
ante Godoy Cruz, y en InfiernoRojo analizamos las claves del partido que
llevaron a ese resultado final.
Nula definición: Siempre dijimos desde este espacio que a
Independiente le cuesta convertir. Pero en este encuentro, cada intento del
equipo en campo contrario se diluyó como sal en el agua. Independiente rara vez
patea, rara vez tira un centro claro, y rara vez llega de forma peligrosa
tocando. Y para colmo, las pocas claras
que tuvo, las desperdició de forma increíble. Problemón…
Ya sin variantes: En el semestre anterior, cuando el equipo
no rendía, siempre existía esa chance de mover el banco, reacomodar las piezas
en el campo de juego, y esperar a que ocurra el milagro. Ahora parece difícil
que suceda, y con los cambios que se hicieron, no cambió nada.
Timidez y falta de rebeldía: Otra de las virtudes del
Independiente del anterior semestre pareció esfumarse en tres partidos. No es
que antes el Rojo era una aplanadora, pero atacaba con convicción y ganaba
partidos que hoy pierde. Independiente contra Godoy Cruz llegó, dominó, pero
aun así le faltó explosión y rebeldía para encontrarla.
El arbitraje: Sin dudas que fue un factor clave para que se
dé una derrota. Loustau inventó un penal que modificó el resultado final. Y
desde ahí, el equipo se desmorona. Una lástima.
Desconcierto generalizado: Lo decíamos. Independiente avanzó
y dominó todo el juego. Era merecedor de los tres puntos, pero hoy en los
partidos del Rojo reina un desconcierto que antes no existía. El equipo se
anula, le cuesta horrores generar peligro, incluso con todo servido.
Fuente Infierno Rojo
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