Por Bruno Tarabelli
Como en la genial novela escrita por Robert Stevenson hace
más de un siglo, en este Independiente parecen convivir dos personalidades
antagónicas, tan distintas como el Dr. Jekyll
y Mr. Hyde.
El hincha de Independiente está esperanzado, confía en este
equipo y, de hecho, tiene motivos para hacerlo. El gran nivel de algunos
jugadores en lo que va de esta segunda mitad de año, llevan a pensar que con algunos retoques, el equipo de
Ariel Holan puede llegar a sumar algún título a la enorme vitrina del club.
Pero también es cierto, que continúa presente un síntoma que
no es exclusivo de la era Holan sino que arrastra desde hace muchos años, y tiene que ver directamente con ganar
esos partidos clave que terminan por definir la suerte de una competición.
Tal vez haya que remontarse a la temporada previa al
descenso (por establecer un punto de partida) para destacar algunos de estos
síntomas. Cada vez que los rivales directos del entonces equipo de Américo
Gallego perdían, el “Rojo” también perdía, no se aprovecharon las chances que
los otros equipos entregaban, y el final de esa historia ya es conocido.
Pasó algo parecido durante la temporada en la B, y se
profundizó con los ciclos de Jorge Almirón y Mauricio Pellegrino: Independiente
no ganaba cuando tenía que ganar, no lograba dar el salto pese a que era
protagonista en la pelea por los primeros puestos.
Y con Holan fue distinto, la gente fue tímida al comienzo,
bancó con dudas a un equipo que presentaba más incógnitas que certezas, pero
con el correr de los partidos iría cambiando.
Tal vez el pico más alto se dio en la vuelta por la Copa
Sudamericana: Por un momento, todos vimos al verdadero “Rey de Copas” (El de
“Paladar Negro” pero también de “Pierna
fuerte y templada) llevándose por delante, con un jugador menos, a un rival que se veía avasallado en cada
sector de la cancha.
Pero fue efímero, y algunas horas más tarde, volvió la
versión que angustia. La que tiene dudas y no ideas, la que es superada en lo
físico y anímico, y que además parece no “ligar”. Otra vez pasamos de Dr Jekyll
a Mr Hyde, o viceversa. En cuatro días,
el “Rojo” sumó dos derrotas que dolieron porque eran rivales directos en ambas
competencias, y se dejaron pasar esos trenes que a final de temporada duelen
aún más.
Lejos se está de tener un presente que preocupe. Hoy la
pelea del “Rojo” es por disputar los primeros puestos, las clasificaciones a
las Copas y soñar con un título. Pero es éste último el problema…
La ansiedad (lógica) por volver a dar una vuelta hace que el
hincha sienta una frustración aún más grande cuando ve que se puede pelear de
igual a igual pero ese salto nunca llega.
Lo que pase con la Copa Sudamericana será fundamental en el
futuro del “Rojo”. El torneo local es largo y ya se dejaron puntos importantes
en el camino pero es, obviamente, remontable.
Independiente debe, de una vez, ver si quiere ser Dr Jekyll
o Mr Hyde. En la novela de Stevenson todo termina en tragedia pero es allí
donde el “Rojo” tiene ventaja porque la tragedia ya la vivió y no fue el final,
ahora tiene todo por ganar pero deberá convencerse de que es capaz de hacerlo
Fuente La Voz del Diablo
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