El futuro presidente de la AFA es yerno de Hugo Moyano,
presidente de Barracas Central, vicepresidente del Ceamse, hincha de Boca y
fanático de la selección
Por Fernando Czyz
Comparte un dato significativo con Julio Grondona: no habla
una palabra de inglés ni de ningún otro idioma. Entre los dirigentes que se
identificaban con el viejo caudillo de Sarandí, nadie creció más que él desde
que la AFA perdió a su presidente en 2014. Frontal, de frases cortas y
respuestas monosilábicas, Claudio Fabián Tapia , nacido en setiembre de 1967 en
San Juan, presidente de Barracas Central e hincha de Boca, está a punto de ser
ungido sucesor de Grondona.
Estudió en San Telmo y vivió desde chico en Barracas, pero
cada vez que puede regresa a San Juan. Sus visitas no son completas si no
incluyen una excursión al santuario de la Difunta Correa en Vallecito. "Es
un hombre del interior con mucha calle", lo define uno de sus
comprovincianos amigos, que recuerda en que cada viaje se instala en la casa de
su hermana, a la vuelta de la cancha de San Martín, donde le gusta hacer asados
multitudinarios con sus sobrinos.
Su primer trabajo en Buenos Aires fue el de barrendero. Como
empleado de Manliba (del Grupo Macri), eligió afiliarse al sindicato de
Camioneros. En la actividad sindical conoció a Paola, una de los cinco hijos de
Hugo Moyano, el poderoso líder del gremio. El casamiento supuso su ingreso en
la familia, vital en la conformación final del clan Moyano. Dos de sus cuatro
hijos, Iván y Matías, juegan en los inferiores de Barracas Central.
Claudio Tapia, hombre del ascenso.
Después de una corta carrera como futbolista, en 2000 volvió
al fútbol desde el rol de dirigente. Se propuso darle una mano a su club junto
a un grupo de socios y al año siguiente ganó las elecciones: lleva 16 años en
el cargo. Encontró a la institución con sus arcas vacías y eligió multiplicar
sus funciones. Se puso el buzo de entrenador para evitar el descenso del equipo
a la Primera D. En el Apertura 2003 consiguió su primer título con el club pero
luego perdió el ascenso con Argentino de Rosario, un hito que logró por fin en
2010 con el desembarco en la Primera B por cuarta vez en 112 años de vida
institucional.
La alarma cotidiana suena cerca de las 6; Tapia divide su
día entre tres oficinas: la de la vicepresidencia del Ceamse, la presidencia de
Barracas Central y la que ocupa desde hace dos años en el quinto piso de la
AFA, por la época en la que ya se veía con chances de dirigir la asociación:
"Yo creo que a cualquiera le gustaría ser presidente de AFA, el que diga
que no le gustaría miente, después hay un montón de circunstancias que se
tienen que dar para que uno pueda ser candidato y después pueda ser
presidente", le decía a La Red en junio de 2015.
Su rol en el Ceamse, cargo desde el cuál cimentó una buena
relación con Mauricio Macri desde la época en la que el actual presidente de la
Nación era el Jefe de Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires, fue el que más
dolores de cabeza le generó.
El juez federal Marcelo Martínez di Giorgi abrió una causa
en 2015 en la que investiga si Tapia incurrió en "incompatibilidad de
funciones" siendo jefe de inspectores del Ceamse y, a la vez,
presuntamente trabajar para una empresa del Grupo Pescarmona dedicada al
transporte de residuos peligrosos, a la que debería controlar.
La denuncia fue retomada la semana pasada por la legisladora
Graciela Ocaña, quien pidió que se investigue el nombramiento en el Ceamse de
varios dirigentes de clubes del Ascenso, como Fabián Lovato (San Telmo), Jorge
Milano (Villa Dálmine) y Francisco Javier Marín (Acassuso). "A Tapia le
pagamos más de 100.000 pesos por mes, tiene un cargo de gerente en el Ceamse, y
también otros directivos de fútbol forman parte de la empresa llevados por
él", afirmó Ocaña.
Dos momentos que marcaron a fuego su vida: el fallecimiento
de su hermano y la muerte de tres juveniles de Barracas en un choque producido
en la ruta 7 cuando se dirigían a Jauregui a jugar contra Flandria.
"Estuvo muy cerca de dejarlo todo", cuenta un dirigente que comparte
una amistad de 35 años.
Como presidente de un club del ascenso, no niega su
condición de hincha de Boca: su cuenta de Twitter rebosa de fotos suyas con
Fernando Gago, el entrenador Guillermo Barros Schelotto y Carlos Tevez, a cuyo
casamiento asistió en diciembre.
Fanático de la Selección y de sus futbolistas, presidió la
delegación en la Copa América Centenario, el año pasado. "Después del
famoso 38 a 38, en la AFA no existieron más los dirigentes. Salvo el Chiqui
Tapia, que nos acompañó tanto en las buenas como en las malas", lo
defendió luego Jorge Pautasso, el ayudante de campo de Gerardo Martino,
entonces entrenador del equipo nacional.
Fuente Cancha Llena


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