Fue barrendero, 9 y DT. Es hincha de Boca y parte del clan
Moyano. De Barracas a Viamonte, perfil del nuevo dueño del sillón.
Julio de 2001, un Tapia joven posó para Olé en su club.
Por Demian Meltzer
Es imposible que Claudio Fabián Tapia logre eternizarse en
la AFA como Julio Grondona, aunque en algo ya es más que el hombre que fue
dueño del poder durante 35 años: es el primero en llegar al sillón de Viamonte
desde un club del Ascenso, el modesto Barracas Central. El presidente Nº 46
(además de 11 interventores) que tiene la casa madre desde que Alejandro Watson
Hutton fundó en 1893 la Argentine Association Football League. De padre
tintorero e hincha de San Lorenzo, y madre ama de casa, el sanjuanino Tapia
(nació el 22/9/1967) se instaló desde muy chico en Buenos Aires. Más
precisamente en Barracas, a diez cuadras del club, donde Chiqui se probó como
futbolista. “Jugaba de 9 y me las rebuscaba... Yo no arrugaba”, recordó quien
también pasó por Dock Sud y se hizo fana de Boca. Con un trabajo como
barrendero y recolector de basura de 6 a 14 -fue empleado de Manliba entre 1986
y 1995-, la doble vida le duró poco. Fue DT pero optó por dejar la pelota. En
la actividad sindical y gremial -es vice del Ceamse- conoció a su esposa: Paola
Moyano, hija de Hugo, quien le dio cuatro hijos, dos de ellos -Matías e Iván-
juegan en Barracas. Allí lo convencieron de regresar a dar una mano en el 2000.
Al año siguiente, con 33 años, asumió como presidente. Y al mismo ritmo que la
institución multiplicó socios (pasó de 400 a 1.400) y subió de la C a la B (se
mantiene desde 2010), también creció su figura dentro de la AFA. En especial,
como líder de los clubes de la B, C y D: los escuchó, asesoró y defendió y se
le fueron arrimando. Con la AFA fragmentada luego del 38-38, aunó sus
necesidades y, como Ascenso Unido (Daniel Ferreiro le acercó los votos de la B
Nacional y Pablo Toviggino, los del Consejo Federal), le hicieron frente a la
Primera. Los poderosos de la A que lo entendieron, apuntalaron su candidatura y
hoy forman parte de su Gobierno. Por su capacidad de gestión en Barracas, la
cancha lleva el nombre de Tapia. El tiempo dirá cómo se lo recordará al frente
de la AFA.
Fuente Olé
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