Tapia despertó al sueño de la presidencia de la AFA en el
2015. Iba a competir con quien se cruzara. El Chiqui la tenía clarísima. Se podía.
Y, además, él sentía que comenzaba a liderar
Por Cherquis Bialo
Especial para Infobae
(Nicolás Aboaf)
En épocas de Julio Grondona era el último en llegar a las
reuniones del Comité Ejecutivo. No se le conoció traje ni corbata hasta una
celebración por los 112 años del club que presidía, Barracas Central.
Se sentaba en la segunda silla del lado que da espaladas a
los despachos de la presidencia y las secretarias general y ejecutiva.
Grondona lo consideraba un hombre fiable, digno
representante de su categoría, la B Metropolitana. Sus breves discursos
llamaban la atención pues era el único miembro de ese Comité Ejecutivo que
precedía todas sus intervenciones con la palabra "compañero". Por
ejemplo "compañeros, los costos de la Seguridad son imposibles, la Primera
B no los puede pagar. Yo les pido aquí a los compañeros que formemos una
comisión para hablar con el compañero Secretario de Seguridad…, Fulano de
Tal".
(Nicolás Aboaf)
Un inseparable chicle en su boca. Un termo junto al mate
como único decorado de su pequeña y concurrida oficina en tiempos de campaña. Y
mucha gente, muchos "compañeros" a los que siempre contuvo, a los que
siempre escuchó y apoyó.
Tapia despertó al sueño de la presidencia de la AFA en el
2015. Luis Segura ejercía el cargo hasta octubre de ese año para dar
cumplimiento al mandato inconcluso de Grondona. Iba a competir con quien se
cruzara. Se sentía confiado y emergía de su interior una fuerte convicción por
lograrlo. Contaba con la base del Ascenso. Daba como para comenzar. En lo que
ya es la "Vieja Asamblea" entre el Interior y el Ascenso se sumaban
45 votos de los 75 sufragantes. Y a los 30 clubes de la Primera División se les
podía capturar algunos votos. Sobre todo de los clubes que habían militado en
el Ascenso. El Chiqui la tenía clarísima. Se podía. Y, además, él sentía que
comenzaba a liderar. Su oficinita del 5 piso era cada vez más concurrida.
(Nicolás Aboaf)
La irrupción de Marcelo Tinelli, cambió el mapa. Ya no podía
ir contra Luis Segura. Y a instancias Luis Fernando Segura, el hijo de Luis,
aceptó acompañarlo pues quien se erigía como adversario era Tinelli y resultaba
inútil dividir los 75 votos en tres. Ese fue su primer acto de comprensión y
generosidad política de Claudio Fabián Tapia.
Segura lo nombró Vicepresidente 2° de la AFA y cuando
Tinelli avanzó desde el hotel Panamericano con 26 votos asegurados del Comité
Ejecutivo para ser aceptado por aclamación como candidato (agosto 2015),
apareció el invalorable aporte político de su suegro, Hugo Moyano.
El todavía líder de la CGT y nuevo presidente de
Independiente habló telefónicamente con Matías Lammens y lo convocó a una
reunión para lograr acuerdos en las oficinas del doctor Pascual Caiella (Vice
de Estudiantes de La Plata) a doscientos metros de la AFA .
Las "huestes" de Tinelli cual modernas tropas
romanas frenaron su triunfal desfile de la Via Appia Antica y Moyano cumplió e
hizo cumplir lo prometido: Tinelli sería aceptado como legítimo candidato
vulnerando la interpretación del artículo 50 del Reglamento General y la orden
de amparo otorgada por la Justicia.
(Nicolás Aboaf)
Se votó y ya se sabe lo que pasó: 38-38. Ese día, 5 de diciembre
del 2015, Tapia había finalizado su compromiso con Segura. Y comenzaba su
propio desafío.
Era fácil encolumnarse detrás de Julio Grondona. Él era y
ejercía el poder. Tenía cómo cumplir lo prometido. Y lo sabía distribuir en
tantas cuotas-partes como hiciera falta. Pero encolumnarse detrás de Tapia,
¿qué significaba? ¿Qué tenía para dar más que una ilusión reivindicativa para
los clubes chicos e incorporar a los del Interior en contra de los grandes y
sus apetencias? Esto es lo grandioso, que este hombre de pocas palabras, sin
poder, ni dinero, ni grandes discursos, ni apoyos mediáticos, ni influencia
política, haya logrado llegar a la Presidencia de la AFA generando una
indestructible mística grupal.
(Nicolás Aboaf)
Se equivocan fuertemente quienes lo subestimen. Para llegar
ahí debió pensar y trabajar. Priorizar a la AFA por sobre todo. Y supo cómo
hacerlo. También con quién rodearse.
A partir de hoy se inicia una nueva etapa en la institución.
Será muy difícil. Probablemente la más difícil de su historia. La AFA quedó
gravemente dividida. Y el Chiqui deberá transitar por caminos inéditos como
tener oposición antes de hacerse cargo.
Es probable que haya más de un Tapia. O sea, un Tapia
candidato y un Tapia Presidente que acaba de nacer. Y que sean diferentes.
Si quien se nos aparece es capaz de liderar, conciliar,
administrar, escuchar, poner claras las reglas de juego de entrada, no
calificar a sus pares entre amigos y enemigos y gobernar para todos, el
"compañero Tapia" seguirá sorprendiendo hasta convertirse en un
presidente bendecido. Nada mejor podría pasarle a la AFA.
Fuente Play Fútbol
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