Por Rodrigo Volpi
Luego de dejar una mala imagen ante Sarmiento como local,
Independiente visitó a Quilmes, que venía de empatar 2-2 frente a River en el
Monumental con una buena producción. A priori parecía un partido que iba a ser
complicado en su desarrollo, pero el Rojo lo aplastó en el juego, de principio
a fin. Al igual que en Rosario, el resultado fue mentiroso y debió golear. El
rendimiento fue aún mejor que ante Newell’s y la explicación se verá reflejada
a lo largo de este análisis del encuentro.
El equipo de Jorge Almirón comenzó el partido plantado en
campo contrario, algo que iba a ser una constante por casi 75 minutos. ¿El
plantel de Julio Falcioni? Parecido al de Sarmiento en Avellaneda. Sin embargo,
hubo un evidente cambio en los jugadores de Independiente respecto del empate
de la semana pasada: a la posesión, se le sumó la movilidad y la rotación. La
imagen de los jugadores plantados en territorio rival:
Cuando Quilmes intentaba salir con la pelota, la presión
asfixiante de Independiente molestaba toda creación posible de juego. Los
jugadores locales tenían entre 2, 3 y hasta 4 futbolistas del Rojo encima en
reiteradas ocasiones.
Federico Mancuello había avisado con un remate desde afuera
dos minutos antes del primer estallido de la noche. Dos minutos después,
concretó. Pero no se puede dejar de lado la confección del primer gol de
Independiente, que fue impresionante. Arrancó con Gustavo Toledo en la propia
área, hubo 16 toques y todo terminó con un zurdazo fulminante de Mancuello, que
le rompió el arco a Fabián Assmann. En las próximas dos imágenes se puede ver
dónde comienza el gol y cómo está parado el equipo cerca del final de la
jugada.
Otro punto que se notó desde el arranque del encuentro y se
repitió varias veces durante el partido fue la rotación constante entre
Tagliafico y Papa. Si bien el primero tiene más compromiso defensivo que el
segundo a causa de la posición inicial de cada uno, cambian de lugar a la hora
de defender y ambos se proyectan a la hora de atacar.
El local creó dos situaciones de gol en todo el partido y
dentro de esas dos, se incluye el gol de tiro libre de Rodrigo Gómez, con
absoluta responsabilidad del arquero. Entre las razones de la poca creación del
Cervecero se encuentra la excelente presión hacia Diego Buonanotte, uno de los
pocos -si es que no es el único- que puede inventar algo distinto. Estas tres
imágenes muestran a la perfección lo incómodo que jugó el 10.
Es importante destacar, dentro del buen rendimiento general,
la evolución que mostró Matías Pisano en estos tres partidos del 2015. Además
de ser más determinante a la hora de crear juego, le sumó un enorme sacrificio
físico, ese que tanto le pedía Jorge Almirón el torneo pasado. Presiona en
ataque y también colabora a la hora de la recuperación.
¿Cambió algo tras el empate de Quilmes? Nada. Y eso es muy
positivo. Independiente no sintió el golpe, siguió plantado en campo rival con
muchos hombres y hasta pudo convertir el 2-1 antes del final de la primera
etapa.
Lejos de resignar el protagonismo, el equipo de Almirón se
paró de la misma forma en los primeros 25-30 minutos del complemento. Y en ese
lapso creó 5 jugadas de gol, misma cantidad que había sumado en el primer
tiempo.
Lo paradójico es que el segundo gol de Independiente llegó
de un contragolpe perfecto tras un córner de Quilmes. El Rojo necesitó sólo
cuatro toques para llegar de un área a la otra, donde se incluye la buena
asistencia de Emiliano Papa a Lucas Albertengo, que definió de forma exquisita
ante la salida de Assmann. Además, es interesante ver la rotación que hubo
entre los dos volantes centrales: Rodríguez hizo de Mancuello y Mancuello de
Rodríguez.
Tras la indiscutible expulsión de Buonanotte en Quilmes,
Independiente decididamente se paró unos metros más atrás como en Rosario y
esperó al local. Sin embargo, nunca más pudo inquietarlo, y la victoria fue
para el visitante.
El triunfo de Independiente fue mucho más que justo y se
quedó muy corto respecto del desarrollo del partido. Llegó 11 veces al arco
contrario y Quilmes sólo preocupó en 2 ocasiones. Salvo los bajos rendimientos
del arquero Diego Rodríguez y el delantero José Valencia, la actuación general
fue más que buena. Y aún mejor que Rosario. Construir es más difícil que
destruir, y el equipo logró un alto nivel de juego con la posesión de la
pelota. La defensa estuvo impecable, la dupla Rodríguez-Mancuello tuvo un
partido casi perfecto, Pisano desequilibró y Papa completó una gran noche.
¿Albertengo? Enorme definición en el gol, sumado a que es capaz de generarse
situaciones solo con sus enganches al usar ambas piernas.
Ahora se vendrá Belgrano en Avellaneda y probablemente su
planteo sea similar al de los últimos dos rivales de Independiente. El equipo
deberá encontrar la manera de romper con las líneas rivales como lo hizo en
Quilmes y también tendrá que mostrar mucha movilidad en ataque, algo que no
ocurrió ante Sarmiento. El partido ante el Pirata será duro, pero este es el
camino.
La terna arbitral
Si bien redondearon un buen partido, hubo una jugada
idéntica a los penales que le cobraron a Boca en la primera fecha y a
Estudiantes en la segunda. Tagliafico fue tomado en el área a la vista de
Patricio Loustau, pero el juez no interpretó el reglamento como sus colegas en
los encuentros mencionados.
Fuente LxR
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