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miércoles, 3 de septiembre de 2014

Hace Pocherito...





Insúa desechó ofertas millonarias de Arabia y, además, aceptó que le bajen el 50% de su sueldo para quedarse.

Por Favio Verona

A Insúa se lo ve molesto: se quedó a pedido de Almirón y aún no jugó en el torneo. “Para alguien de su trayectoria es un golpe duro”, desliza su entorno.

Pocas veces trascendió las fronteras de la diplomacia.
Las declaraciones de Federico Insúa suelen entrar en el terreno de lo políticamente correcto. Pero no siempre es necesario recurrir a la artillería de frases altisonantes. Hay gestos adustos que delatan, semblantes que denuncian mucho más que las palabras. La imagen del Pocho apoltronado en el banco de suplentes mientras Independiente vencía a Racing y Jorge Almirón agotaba los cambios, reflejó con elocuencia el malestar que invade al enganche. El ceño fruncido fue todo un síntoma que certificó lo que comenzó como una presunción inequívoca y se transformó en una certeza. No esbozó una sonrisa a pesar del triunfo.

A los 34 años, Insúa transita el ocaso de su carrera. Almirón parece haberlo sentenciado a cadena perpetua en el banco de suplentes, ya que desde que desembarcó en el club, tras la renuncia de Omar De Felippe, apenas jugó 23 minutos en el primer partido del semestre, cuando el Rojo venció a Belgrano por 2-0 en la Copa Argentina. “Para un jugador de su trayectoria es un golpe duro no jugar ni un minuto. El podría haberse ido, pero decidió quedarse y hoy no se siente muy valorado”, comentan por lo bajo desde su entorno.

El fastidio que el Pocho no logra ocultar reside en la certeza de que fue Almirón quien le pidió que se quedara en el club cuando recibió algunas ofertas millonarias del fútbol árabe. “Hablé con él y le pedí que siguiera con nosotros, pero le advertí que va a tener las mismas chances que el resto”, había reconocido el entrenador, quien en el receso de verano también lo había pedido como refuerzo cuando todavía dirigía a Godoy Cruz. Lo cierto es que Insúa rechazó todas las propuestas e inclusó aceptó bajar su sueldo en un 50% por pedido de la dirigencia para seguir en el club. Eligió no nutrir sus bolsillos, pero el silencio en el que se recluyó desde que comenzó el torneo produce estridencias y expresa su latente desazón. “Quiero tener un plantel corto para que todos tengan chances de jugar y para que la competencia sea más sana. No me gusta tener jugadores enojados”, reitera el DT. Es evidente que deberá rever su estrategia, al menos, con respecto al Pocho.


Fuente Olé

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