Tristeza de Independiente, en la cara de Montenegro.
Por Federico Rozenbaum
En el debut de Omar De Felippe, Independiente sigue sin
poder arañar su primer triunfo en la B Nacional. Le costó ser profundo contra
la Lepra de Mendoza y quedó a 12 del puntero. Ay...
No cambia, no reacciona, no despierta.
Independiente sigue en la misma dinámica de los últimos
tiempos. O sea, juega mal, no tiene fútbol, se choca contra sus propias
limitaciones, no suma, sufre... Es tan grande su pesar que ni siquiera le puede
ganar a otro Independiente, el de Mendoza. Tampoco es capaz de asimilar la
inyección anímica de su nuevo entrenador, Omar De Felippe. Y entre tantas
malas, quedó a 12 puntos de Defensa y Justicia.
Casi sin tiempo para tocar el chip del funcionamiento, el
comienzo de De Felippe fue la continuidad de lo que se había visto en las
primeras fechas con Brindisi. La incapacidad de Independiente para ser
profundo, para dominar al rival, para tocar y para sorprender es mucho más
preocupante que lo que dice la tabla de posiciones. El torneo es largo. Pero la
paciencia del hincha, no.
Zapata no llega al fondo. Mancuello se encierra. Los
centrales Tula y Morel dividen en cada salida desde el fondo. Rolfi no aparece.
En fin, hay un equipo que todavía no es un equipo. Y hay jugadores que no
logran superar los vaivenes desde sus rendimientos individuales.
El otro Independiente, entonces, jugó con esa desesperación
de media Avellaneda. Y así, de a poco, encontró huecos a las espaldas de
Villalba, se encerró bien para intentar alguna contra, pero nunca se terminó de
animar a ir a fondo.
Sin progresar ni abrir la cancha desde el toque, los ataques
de Independiente fueron llamados para algún voluntarioso que lograse darse
vuelta ante la defensa rival. Lo hizo Menéndez en dos ocasiones en el primer
tiempo, en dos remates de media distancia. Fueron las únicas llegadas hasta
otro atrevimiento de Fernández. En el segundo tiempo volvió a apostar a la
media distancia. Sorprendió con un centro atrás al cabo de una buena jugada de
Montenegro y Zapata, pero no había nadie para empujarla.
Al final fue todo fricción, más choques de cabeza,
empujones, los gritos de los hinchas... Muy lejos de lo que se esperaba. Por
eso tendrá que trabajar demasiado De
Felippe para cambiar esta realidad. Una realidad que está en rojo. Se viene
Huracán. ¿Será el despegue?
Fuente Olé
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