Cristian Tula, referente del Rojo.
Por Debora D’amato
Cristian Tula la peleó, entró en el hincha y hoy siente
que encontró su lugar en el mundo. Elogia al plantel y destaca el triunfo ante
Vélez como clave para levantar.
"Persevera y triunfarás”. Es lo que le dijo el
filósofo Lucio Anneo Séneca a Nerón, como fiel consejero. Y si hay alguien que
sabe de perseverancia es Cristian Tula, quien llegó a Independiente de la mano
de Cristian Díaz y tuvo un largo período de adaptación. “Este es un club muy
grande y no es para cualquiera. Además, en mi puesto jugaron enormes jugadores
y no es fácil estar a la altura de las circunstancias”, le cuenta el defensor a
Olé .
-¿Cómo lograste acomodarte en el equipo?
-Al principio fue difícil porque te tienen que conocer
y rendís examen todos los partidos. El equipo no andaba bien, personalmente
tampoco estaba en mi mejor momento. De a poco fui ganando confianza y me fueron
viendo de otra manera.
-En junio se termina tu contrato. ¿Tu continuidad
depende de mantener la categoría o de tu rendimiento?
-Pura y exclusivamente de mi rendimiento. Acá soy feliz
y quiero seguir. La categoría no influye para nada más allá de que estoy seguro
de que vamos a lograr el objetivo. Este es un grupo de profesionales pero por
sobre todas las cosas de buena gente que está muy unida.
-Qué tranquilidad dieron las victorias ante Vélez y
Racing, ¿no?
-Totalmente. Igual fue más importante lo que pasó
contra Vélez que en el clásico en sí. El primer empujón siempre es el que más
cuesta. Veníamos de un 1-3 contra Newell’s y remontar eso contra el mejor
equipo del país y último campeón, no era tarea sencilla.
-Ganarle a Racing, salir del descenso. Mejor no pudo
salir.
-Nada es casualidad, todo es consecuencia de algo. No
creo en la suerte sino en el trabajo de fondo que permite revertir las malas.
Cuando lográs una buena te motivás y potenciás todo lo bueno que está, pero
dormido. No pasa por actitud porque nosotros siempre queremos ganar. Pasa por
convencerte de que podés y no siempre es fácil lograr ese click.
-El plantel tiene dos psicólogos. ¿Eso ayudó?
-A muchos les ha servido la ayuda profesional. Yo creo
que eso es una parte. La gente, que es tan importante, entendió que hay que
tirar para el mismo lado e influye mucho. El clásico fue un fiel reflejo de
esto que digo. Todos tiramos para el mismo lado y eso potencia.
-¿Qué pasaba antes y qué pasa ahora?
-La adversidad en un grande es difícil de revertir.
Porque si bien es un equipo, hay individualidades que tienen sus propias
vivencias. No somos robots sino personas que sentimos y a cada uno le cuesta más
o menos enfrentar. Un ejemplo de la unión que digo es el regreso del Chapa
Zapata. Quiso sumar, habló con el Tolo y está con nosotros de nuevo, tirando
para el mismo lado.
-¿Qué significa para el grupo abrazarse en la mitad del
campo antes del partido?
-Mucho. Eso lo trajo el Rolfi porque en México lo
practican mucho. Todos abrazados, escuchando sus palabras, nos hacemos fuertes.
De hecho, él termina de hablar y explota la gente con nosotros. Ahora logramos
construir un caparazón que nos hace fuertes y menos vulnerables.
-¿Tan importante fue la llegada del Rolfi?
-Para este grupo, sí. Sus pausas, su explosión, su
juego picante. Es el capitán porque todos lo respetamos y la gente lo tiene
como ídolo. El solo se lleva toda la presión.
-¿Se mira hacia arriba con esta actualidad?
-No. Nuestra meta es clara: sumar, sumar y sumar. Si
logramos eso lo otro será una consecuencia. La soga en el cuello aprieta y
contra Arsenal será clave no perder para afianzar la remontada que logramos.
Fuente Olé
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