Leguizamón y Gallego se ríen juntos. En la práctica de
ayer abundaron las bromas.
Por Vicente Muglia
El equipo de los pibes festejó luego de quedarse con el
habitual picado. En el plantel se vive un buen clima.
"Vamos vamos los pibes, vamos vamos los pibes...”.
Enrique Borrelli, ayudante de campo devenido en árbitro, acaba de pitar el
final y los jugadores de pechera anaranjada se abrazan, saltan y gritan
enloquecidos.
Los de remera oscura observan y se muerden los labios, aunque se
escuchan reproches entre ellos.
Y Américo Gallego sorprende y se mete en la
ronda para saltar como un chico más.
El tradicional picado del plantel de
Independiente acaba de finalizar. El equipo de los más jóvenes festeja con
razón: ganó el clásico. Los más experimentados sufren...
Así está el clima en Independiente en los días previos
al clásico más importante, el que se juega por los puntos y por el orgullo.
Pese a que caen algunas gotas en Domínico y a que el cielo gris amenace, el
grupo irradia buena onda.
Y el clásico picado incentiva las bromas,
descontractura...
Como si fuera parte de una terapia grupal, los muchachos
juegan y se divierten sin pensar en Racing.
En el equipo de los pibes ataja
Martín Benítez. En el de los grandes el que se calza los guantes es Osmar
Ferreyra. El Malevo vuela a su derecha y le saca un derechazo furibundo a
Julián Velázquez. Digno de un arquero de primer nivel. Y recibe aplausos de sus
compañeros. Pero al rato no puede retener una pelota fácil y si no fuera por el
Rolfi, que en su puesto de líbero llegó a salvar sobre la línea, sería el
blanco de las puteadas de los que un rato antes lo aplaudían.
“No te hagas el
cancherito”, le grita uno de los pibes a Montenegro cuando muestra su calidad y
sale jugando desde el fondo con algunos lujos.
Todos le protestan todo a
Borrelli. Gallego observa desde afuera y no para de reírse.
Hay penal para los
grandes. Hilario lo pide. Toma carrera y la pelota se va lejos, bien alto...
Alguno se acuerda de un reciente penal que terminó de la misma forma pero no es
momento de malos recuerdos.
Al rato, otro penal. Esta vez para los pibes.
Benítez corre toda la cancha para ejecutarlo. Convierte.
Se acaba el tiempo y
los más chicos aguantan. Morel, jugando de punta, descuenta.
Se viene un final
emotivo pero no hay tiempo. Borrelli pita el final. Ruge el “vamos vamos los
pibes...”. El clásico del plantel de Independiente ya tiene dueño.
Fuente Olé
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