Di María, figura en el equipo de Sabella - EFE
El rosarino fue una de las figuras del triunfo del equipo
nacional en Córdoba ante Paraguay; se retiró ovacionado y comienza a adoptar un
rol cada vez más protagónico en el esquema de Sabella.
Por Fernando Czyz / Enviado especial
CÓRDOBA.- El cartel luminoso en el estadio Mario Kempes
se levanta y marca que sale el número 7 Ángel Di María para que ingrese el
Cholo Guiñazú con el 19. la reacción del público argentino es instantánea con
aplausos y desde las cuatro esquinas del estadio comienza a corearse el
"Fideo, Fideo".
Con su físico desgarbado y su forma de ser introvertida,
este rosarino de 24 años siempre cultivó el perfil bajo, pero sus actuaciones
con la camiseta celeste y blanca sumado a su creciente nivel europeo en Real Madrid
le fueron dando un reconocimiento mayor que quedó plasmado en la ovación de la
noche cordobesa a su salida del campo de juego.
Hijo de Miguel, que regenteaba un depósito de carbón en
Rosario, y de Diana, Ángel creció en el humilde barrio La Cerámica donde, desde
los cuatro años, siempre le dejó claro a su familia que su intención era ser
futbolista.
Sus primeros pasos con la número cinco los dio en el club
El Torito, donde según sus familiares más cercanos conoció los "códigos
del fútbol callejero". Pero, paradógicamente, serían 25 pelotas lo que le
costaría a Rosario Central el pase de Fideo cuando apenas tenía siete años.
A los 17 años debutó con la camiseta auriazul y desde ese
momento comenzó una carrera profesional impresionante que lo llevó primero al
Benfica de Portugal y luego a conquistar a la Casa Blanca de Real Madrid donde
brilla cada fin de semana y con quién tiene contrato hasta 2018.
Casado con Jorgelina Cardoso, la dueña de sus festejos
con corazón incluido, Ángel Di María ya consiguió con la camiseta de la
selección el título en el Mundial Sub 20 de Canadá y la medalla dorada en los
Juegos Olímpicos de Pekín al año siguiente.
En su círculo íntimo y familiar afirman que con su futuro
próximo resuelto con la extensión del contrato con Real Madrid, el rosarino
tiene un sueño de ser campeón mundial, que arrastra desde aquella precoz
decisión de ser futbolista a los 4 años.
En ese camino vive su mejor momento representando a su
país, ya que con la camiseta argentina tiene ocho festejos en 31 partidos, la
mitad durante el ciclo Sabella.
Al círculo cercano del Fideo le extrañó la respuesta
efusiva tras la ovación cuando se retiraba del campo de juego del estadio
Kempes, pero forma parte de su maduración natural que lo lleva a este introvertido
rosarino a comenzar a aceptar su papel protagónico en este gran momento de la
selección.
Fuente Cancha Llena
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Nota: solo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.