Matemática de la
salvación
Por Waldemar Iglesias
Un recorrido por la
historia de los promedios permite saber el escenario real para tres grandes
amenazados: Independiente, River y San Lorenzo. Mirá cuántos puntos necesitan para
estar tranquilos con el descenso.
Almeyda, Caruso y
Gallego: conductores de los grandes que deben alimentar sus promedios. (Télam).
El 26 de junio de
2011 quedará para siempre como uno de los más grandes e increíbles hitos de las
historia del fútbol argentino. En el Monumental, ante Belgrano de Córdoba,
River -el más campeón del fútbol argentino, El Millonario- se fue al descenso
por primera vez en su gloriosa vida de más de un siglo. Para los hinchas de
River significó lo que cuenta el periodista Andrés Burgo, autor del libro
"Ser de River":
"Seguirlo en 38 partidos de los 40 de la
temporada en que descendió fue un aprendizaje. Me dolió horrores, pero a costa
del mejor premio: quiero a River más que nunca".
Para el resto del fútbol
argentino fue un mensaje: nadie está a salvo de las garras de los promedios y
de la peor de sus consecuencias, el descenso.
La actual tabla de
los promedios cuenta que este River que todavía no salió de aquel trauma,
Independiente -el Rey de Copas, el tercero de la tabla histórica- y San Lorenzo
-el cuarto con más puntos de todos los tiempos; el tercero en venta de
entradas- están entre los cinco últimos en una temporada que tendrá tres
retrocesos de categoría.
Directos, sin Promoción.
Se percibe en cualquier
contacto con hinchas y/o socios de estos clubes: todos miran a la tabla de
promedios con un respeto casi reverencial.
Y la pelea incluye otros nombres:
Unión (la campaña pasada, se garantizó la permanencia en la última fecha), San
Martín de San Juan (zafó en la última Promoción ante Central, tras 180 minutos
sin goles), Newell's (juega en la A ininterrumpidamente desde 1964), Quilmes
(como River, recién ascendido), Atlético de Rafaela, All Boys y, más aliviados
por ahora, Godoy Cruz, Argentinos, Racing y Tigre. Lo piensan muchos y sucede:
los promedios complican todo.
Hay una historia
extensa referida a esta tabla paralela. Aunque el primer intento por
instalarlos fracasó en tiempos en los que Julio Grondona aún no estaba ni cerca
de la calle Viamonte ni usaba el ya mítico anillo de "todo pasa", los
promedios ya llevan más de tres décadas consecutivas alimentando angustias,
ansiedades y el uso de las calculadoras.
En 1957, se puso en práctica la tabla
paralela y entonces descendió Ferro, que también había sido último en esa
campaña. La coincidencia entre el último de la tabla de posiciones y el de la
de promedios volvió a acontecer en 1958 (con Tigre), en 1959 (con Central
Córdoba de Rosario) y en 1960 (con Newell's). El primer perjudicado resultó
Lanús, que en 1961 finalizó duodécimo (entre 16 participantes), pero retrocedió
junto a Los Andes a la vieja y querida Primera B.
Los promedios duraron hasta
1962 (descendieron Quilmes y Ferro) y se interrumpieron hasta su ochentosa
reaparición en 1983.
Los pusieron -decían- para evitar los descensos de los
tradicionales equipos de Primera, como le había sucedido a San Lorenzo dos años
antes.
Pero las primeras novedades no fueron las esperadas: en 1983, cayó
Racing (que jugaba initerrumpidamente en la máxima categoría desde 1911); en
1984, se fue Rosario Central (luego de 33 temporadas); y en 1986, retrocedió
Huracán (que estaba en Primera desde 1914).
Desde el regreso de los promedios,
sólo dos equipos no padecieron de cerca su negativa influencia: Boca y Vélez.
Independiente -que jamás descendió- se deshizo del fantasma con su última
vuelta olímpica local, en 2002. Pero ahora no parece tan cercana esa chance
para el Rey de Copas.
A partir del
Apertura 1995 comenzaron a otorgarse tres puntos por triunfo, pero en los
promedios se mantuvieron las dos unidades durante dos años con la idea de no
dar ventaja a los ascendidos.
En la 95/96 se produjo una de las mayores
contradicciones. Belgrano descendió con 0,860 (la cifra más alta en temporadas
de dos puntos) y se salvó Banfield, de flojísima campaña: 25 puntos en 38
fechas. Argentinos acompañó entonces al equipo cordobés a la segunda categoría.
Al año siguiente, el mismo Banfield no pudo modificar su caída libre y
descendió. En ese recorrido de la 96/97 sucedió otro detalle de lo que suele
pasar con los promedios: Huracán Corrientes sumó 32 puntos y superó a Banfield
(22), Español (29) y al Huracán de Parque de los Patricios (30), pero el
promedio lo mandó de regreso al Nacional. En la 97/98, Huracán perdió 26
partidos, pero descendieron Español y Gimnasia y Tiro. La pretendida bendición
del promedio le pasó factura en breve: el segundo descenso de Huracán sucedió
en la temporada siguiente.
Desde la 1999/2000, la AFA instaló un concepto
nuevo, importado desde España: la Promoción. Los dos peores promedios, a la
segunda; los puestos 17 y 18, a la Promo contra los ocupantes de los puestos 3
y 4 de la B Nacional. En definitiva, una nueva cita con la angustia. La última
campaña (11/12) marcó el final: por ella pasaron, entre otros, Racing, San
Lorenzo y River.
Más allá de estos
detalles que cuenta la historia, hay cuestiones de la matemática que ahora
sirven y describen escenarios. Hay algunos datos de la era reciente, la de las
incómodas Promociones, que se pueden tomar como referencia inicial: el promedio
más alto con el que un equipo disputó la Promoción fue el de San Martín de San
Juan (1,263, la campaña pasada); el segundo, San Lorenzo (con su también
reciente 1,254). El "récord" anterior fue el 1,245 del Lanús de la
temporada 2001/02 (en la Promo, se impuso frente a Huracán de Tres Arroyos); en
cuanto al descenso directo, el promedio más elevado con el que un equipo perdió
la categoría fue el 1,245 de Banfield, hace tan poco. La máxima cifra anterior
fue el 1,114 de Argentinos, de la temporada 01/02. La tendencia indica que
ahora se necesitan más puntos para conseguir lo mismo.
En la disputa por
la permanencia hay tres tipos de modos de calcular: los que dividen por tres
temporadas, los de dos y los de una. Considerando lo que cuenta la historia
para no terminar entre los últimos tres promedios se necesita un promedio de
más de 1,254. En consecuencia, siempre basados en la lógica -que a veces
traiciona- los puntos que cada uno necesita para alcanzar esa cifra son los
siguientes:
1) Los recién
ascendidos: River y Quilmes deberán sacar 48 puntos en las 38 fechas. Así
llegarían a 1,263. En consecuencia, al equipo de Núñez le faltarían 39 unidades
de las 90 que le quedan por disputar. O sea, con un rendimiento del 43,33 % le
alcanzaría para zafar. Los del Sur llegarían con un punto menos a la misma
cifra.
2) Los que dividen
por dos: Unión, San Martín de San Juan y Rafaela deben acumular 96 puntos entre
las dos campañas completas. Alcanzarían así la cifra de la presunta
tranquilidad: 1,263. Con un punto menos, tendrían 1,250. Con esa cifra, sólo
San Lorenzo finalizó entre los tres últimos de la tabla paralela desde que se
computan tres puntos por la victoria. Con 30 fechas por delante, a los de la
ciudad de Santa Fe les falta sumar 43 unidades; a los de San Juan, 44; y a los
rafaelinos, 36.
3) Los que dividen
por tres: Con 143 puntos en 114 partidos, San Lorenzo llegó a 1,254 y terminó
en el puesto 18 de los promedios. Con un punto más, Independiente y el club de
Boedo llegarían al necesario coeficiente de 1,263.
Independiente, último en la
actualidad con 1,119, es el que más necesita: debe sumar 54 en toda la
temporada; le faltan 50 de 90.
En el caso de San Lorenzo, le alcanzaría con 53
unidades en la temporada 12/13; le faltan 44, apenitas menos del 50% de los
puntos. A Newell's, más tranquilo, le alcanzaría con 36 más.
Sucede una
curiosidad: el fantasma del descenso cada vez crece más pronto.
Restan 30
fechas y ya todos hablan de este implacable patrocinador de las calculadoras.
Cosas del fútbol argentino...
Fuente Clarín
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