Independiente pudo vencer a su principal enemigo, la
costumbre de perder, y derrotó 2 a 1 al
Liverpool de Uruguay por el partido de ida de los octavos de final de la Copa
Sudamericana. Vargas y Rosales fueron los autores de los goles para el local.
El descuento lo marcó Núñez con un gran zurdazo.
La premisa fundamental era ganar, luego de 150 días y
17 partidos sin victorias, y así lo entendió el equipo desde el arranque. Ya a
los 2 minutos los del Tolo tuvieron la primera aproximación que terminó mal Mancuello.
Al toque hubo otra, que inexplicablemente Rosales dilapidó. Seguido y casi sin
dejar respirar al rival, el Rojo apuró y acorraló hasta que pudo llegar al gol.
Sí, otra vez con fortuna, gracias al remate de Vargas que dio en un defensor y
se coló en el arco de Castro para el 1 a0.
El Rojo se ponía al frente en el marcador a los 6
minutos luego de asediar a su rival cual recuerdo de una pelea de box, por la
cantidad de golpes que tiraba el local. Lo cierto es que, para seguir
parafraseando al deporte de las narices chatas, el retador era un oponente bajo
en defensa que no paraba a nadie. No había resistencia alguna. Vidal y
Villafañez desbordaban sin problemas y Rosales armaba fútbol con Vargas y el
resto del mediocampo.
El funcionamiento por momentos era bueno, pero
desdibujado por la calidad de un rival que mostró muchas falencias. De todas
maneras, Liverpool supo complicar en la última línea en dos instancias en las
que, con una pelota profunda, se rompió la zaga local revelando ciertas
desatenciones que adelantaron lo que sucedió en una de las últimas jugadas del
partido y que dejó más que abierta la serie.
Cerca de los 30 el Rojo comenzó a buscar el segundo
tanto y fue Vargas el que lo tuvo nuevamente. Esta vez su derechazo se fue
lejos y pareció más un buscapié que un remate. Liverpool casi sin quererlo
estuvo cerca de la igualdad, aunque en defensa era muy endeble.
Así y todo a los del Tolo les costaba más que mucho
llegar con claridad. Rosales entró en la típica laguna que le impide ser titular
indiscutido y el equipo lo sintió. Vidal con todo su sacrificio más algunos
movimientos de Villafañez, y la siempre prolijidad de Vargas, eran los caminos
para ampliar el marcador.
Lo cierto es que el Rojo cerraba una buena primera
etapa, con un gran arranque y con instantes de bajones pronunciados que ante
otro equipo pudieron haber sido letales. Ya en el complemento, el Tolo ajustó
unas tuercas y el equipo arrancó de la mejor manera.
En la primera llegada a fondo, el Rojo marcó la segunda
diferencia del partido. Esta vez fue Rosales el que con una gran definición al
segundo palo dejó sin poder hacer nada al uno de Liverpool. El centro de Vargas
fue justo y el ex Unión la acomodó en el ángulo más lejano del arquero. Así es,
Independiente se ponía 2 a 0 ni bien comenzó el complemento.
Así las cosas, el Tolo comenzó a mover las fichas.
Fredes y Farias ingresaron por Villafañez y Vidal, respectivamente. De esta
manera el equipo perdía el desborde por las bandas, pero ganaba juego en el
medio con la presencia del nueve. Sin embargo, lo que pensó el cuerpo técnico
no se pudo llevar a cabo ya que el Tecla no tuvo una sola oportunidad y Fredes
no fue la manija.
Es más, el equipo mostró ciertos desacoples y por
momentos jugó decididamente mal aunque tuvo la posibilidad de ampliar aún más
su diferencia. Primero con un lindo cabezazo de Galeano y luego con una jugada
de Benítez que supo cuando parar para sacarse el defensor de encima y definir.
No obstante, le faltó precisión en la última acción.
Al que no le faltó nada fue a Núñez. El delantero de 20
años que es una de las figuras del Liverpool aprovechó a los 41 minutos del
complemento una serie de descuidos en defensa y ajustició a Rodríguez con un
zurdazo preciso, furibundo y letal. Nada que hacer para el Ruso que tuvo pocas
pero en esa la tuvo que ir a buscar adentro. Así, el Rojo volvía a equivocarse
en la última línea y le regalaba el descuento a los uruguayos que les permite
soñar por el gol de visitante.
Tras el golpe que empañó la fiesta, Zapata intentó de
lejos pero no pudo alargar la diferencia. El resultado dice poco, el Rojo tuvo
que haber aumentado las distancias pero su propia realidad le está jugando una
mala pasada. Es que justamente, hasta la gente no se permite soñar con nada
porque para despedir al conjunto lo hizo con aplausos y al grito de: “El
Domingo cueste lo que cueste, el Domingo tenemos que ganar”.
Fuente Infierno Rojo
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