Por Cristian Fernández
El Rojo tenía que ganar y no lo hizo. El Rojo tenía que
empezar a encontrar un mejor funcionamiento y no lo hizo. El Rojo tenía que
mostrar compromiso, tras el banderazo, y no lo hizo. El Rojo tenía que comenzar
a cambiar la historia y, sí, tampoco lo hizo.
El rival, All Boys, es un equipo complicado, rebuscado
y bien parado. Ni bien arrancaron las acciones de juego, Independiente intentó
pero no podía doblegar la doble línea de cuatro que planteó el visitante. El
nerviosismo en los jugadores llevaba a cometer errores en defensa y a la
imprecisión total en ataque. Vargas era el jugador más claro y cuando la pelota
pasaba por él había otro rumbo.
De todas maneras, durante todo el primer tiempo el
equipo contó con una gran cantidad de tiros de esquina y de tiros libres
cercanos al área. Ninguno fue aprovechado. Sólo hubo un cabezazo de Julián
Velázquez, a los 31 minutos de juego, que llevó peligro y pasó bien cerca del
segundo palo, pero poco más. Sí, recién a la media hora de partido fue una de
las más claras.
All Boys había logrado su cometido. El Rojo entró en
una nebulosa, sin profundidad, sin ideas y sin compromiso de tomar la pelota en
algunos jugadores. Más aún era notorio en aquellos que tenían que crear
peligro. Farías, muy solo entre los centrales, no pisaba el área ni se
acoplaba.
En definitiva el sistema con una línea de tres para
abastecer a Farías fue negativo rotundamente. Leguizamón está en un nivel
pobrísimo y más aún si su posición es como enlace. Los extremos, Villafáñez y
Ferreyra tampoco lograron desequilibrar. El juvenil por derecha no logró nunca
cerrar un buen desborde y no pudo hacer su juego. El Malevo fue lo mejor en
ataque pero tampoco fue una luz en la oscuridad.
Lo que sí funcionó y parece encaminarse a ser una buena
dupla es la que conformaron Battión y Vargas. El primero sigue levantando su
nivel, juega, hace jugar y a cada pelota le inserta mucho compromiso. El
colombiano era el más claro de la zona de volantes, es un gran jugador que en
cuanto nivele su estado físico será titular indiscutido y un jugador
fundamental.
El segundo tiempo guardó las emociones, las dicotomías
en la tribuna y la sensación de que esta situación parece que nunca va acabar.
El Tolo no metió mano en el equipo y recién lo hizo a los 15 minutos. Antes, hubo
dos buenos desbordes de Ferreyra. En uno de ellos se dio la jugada más clara
del Rojo. El Malevo tomó la banda, dominó por la última línea y habilitó a
Farías, pero el Tecla falló con Cambiasso jugado y en el piso.
La bronca hacia el 9 tuvo su momento más alto. Había
actitud en algunos jugadores y en otros, falta de compromiso, sobre todo porque
se sacaban la pelota de encima. El negocio del local estaba por izquierda, pero
todo se desmoronó de golpe.
Un error, otra vez, en la salida de la última línea
derivó en un mano a mano del 9 rival, Matos, con Hilario. El goleador de
Floresta abrió a su derecha y fue Borghello el que empujó a la red sin
resistencia. La angustia, la desazón, el dolor, la preocupación y la bronca se
adueñaron de todos. All Boys llegaba a
fondo por primera vez y marcaba a los 22 minutos del segundo tiempo el gol que
abría el marcador y un mar de sentimientos nefastos en el aura roja.
Ahí sí que el equipo mostró una buena. La mejora física
en los futbolistas le permitió al Rojo ir a buscar el empate hasta el último
minuto. Acorraló a los de Floresta, y si bien hubo alguna contra complicada,
mereció el empate. Fue una jugada extraña. Iban 38 minutos y Ferreyra rompía
línea con un gran pase en profundidad para Benítez. El misionero se quiso
llevar la pelota pero ésta rebotó en su cuerpo, pegó en el travesaño y le cayó
a Farías. El Tecla tardó una eternidad en definir, pero pudo convertir con
ayuda de Cambiasso.
La igualdad trajo esperanza y el aliento bajó desde
todos lados. Los cambios ofensivos del Tolo, Vidal, Rosales y Benítez
ingresaron por Vargas, Villafáñez y Trejo, respectivamente, le habían dado otro
aire al equipo. No obstante, todo el esfuerzo no alcanzó sobre todo por la
falta de ideas y por la gran aparición de la desesperación.
Pareció como que el Rojo se acordó tarde en reaccionar
y en darse cuenta que necesitaba los tres puntos. Los jugadores deben estar más
comprometidos y no ser tan tibios a la hora de enfrentar esta realidad que día
a día sigue acechando y que cada vez tiene menos margen… si es que lo tiene
Fuente Infierno Rojo
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