Farías festeja el gol del Rojo
Independiente se quedó con un triunfo clave en Santa
Fe, ante Unión.
Tuvo pasajes de buen fútbol pero terminó sufriendo, como
siempre.
De esta manera cortó una racha de 15 partidos sin ganar en torneos
locales.
Necesitaba ganar y lo hizo.
Independiente mostró
carácter y se quedó con una final ante Unión y lo derrotó por 2 a 1, en Santa
Fe.
De paso tomó aire en su lucha contra el descenso (más allá de que sigue en
la zona roja) y cortó una racha de 15 partidos sin victorias por el torneo
local.
Pero lo mejor de todo es que después de mucho tiempo mostró una
identidad en su juego. Es cierto, todavía le falta mucho, no obstante, no deja
de significar una evolución.
El Rojo arrancó decidido a llevar adelante su planteo.
Y así lo hizo.
Se plantó con firmeza en el medio, solidificó su defensa y se
paró de contra. Así aguantó con paciencia y en la única clara que tuvo, no
perdonó.
Esa chance le correspondió a Farías, a los 28’. El Tecla aguantó de
espaldas, giró con maestría y definió con oficio. Y a cobrar.
Con la ventaja, el equipo de Avellaneda creció en su
juego.
Encontró espacios y mostró una dinámica novedosa con buenos aportes de
Vargas y el mencionado Farías. Unión, desesperado, fue el empate. Y se expuso.
Por eso, tampoco sonó tan exagerado el segundo del Tecla, apenas iniciado el
complemento. Allí se vio lo mejor de Independiente en el torneo. Pero el final
fue con sufrimiento, porque Chiapello descontó a los 27’.
El Tatengue, sin margen, fue por la heroica y, con más
actitud que fútbol, apostó a empatarlo de arrebato. No le alcanzó. Le pesó la
presión y su propio nerviosismo.
El Rojo se fue festejando el triunfo en una de
las tantas finales que tiene por delante.
Fuente Olé
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