EMPATE SIN GOLES ANTE ARSENAL QUE AGRANDA LAS HERIDAS DEL
ROJO
Por LUIS STOCIK.- Otra vez sopa. Esta vez no perdió, pero
Independiente volvió a decepcionar.
Jugó muy mal, apenas empató sin goles con
Arsenal y, sobre el final del partido, debió aparecer en escena Assmann para
evitar que un cabezazo a quemarropas de Obolo ese transformara en una nueva
caída en su frustrante derrotero.
Tampoco aportó mucho para destacar el equipo
de Sarandí que, de todas formas, se llevó un mejor sabor con la cosecha de un
punto y la mente puesta en su suerte sudamericana.
La primera parte fue decididamente mala. Porque pese a las
variantes de nombres a las que apostó Ramón Díaz para buscar algo más de
explosión en su equipo, no lo consiguió.
Ni con el Pato Rodríguez sobre la
izquierda, ni con un Defederico errático, ni con Núñez, ni con el aislado Marco
Pérez; sólo Pellerano aportaba algo de claridad en la entrega, pero nada más.
Arsenal, que había reservado a algunos titulares pensando en sus compromisos
internacionales, apelando a su orden logró generar la más clara (la única) de
esa primera mitad, con una jugada cargada de toques, un pase bárbaro de Torres
para Aguirre y un remate suave de emboquillada que se fue muy cerca.
Cuando arrancó el segundo tiempo el Pelado mandó a la cancha
a Diego Churín (otra vez en el club) y el partido mejoró (no podía empeorar).
Y
con más entusiasmo que buenas ideas, Independiente asumió un cierto dominio en
el primer cuarto, arrimando mucha gente al área de Campestrini. Churín aportó
presencia, Defederico entró más en contacto con el balón y Pérez tuvo más
participaciones, pese a ello, al Rojo le siguió costando generar peligro serio.
Lo poco que generaba el Rojo era observado por un público
resignado.
Fue Parra a la cancha y, cerca del final, Cabrera.
Pero siguió
siendo un pase de magia: nada por aquí, nada por allá.
Arsenal arriesgó un poco
más en la recta final del juego; inquietó con un par de centros y, en uno de
ellos la pelota terminó en el fondo del arco de Assmann pero el off side previo
de López invalidó la maniobra.
Cuando el cero grande y aburrido parecía sellado, la defensa
local se quedó dormida, Blanco Leschuck la peinó en el área y Obolo apareció
solo para cabecear al gol, pero Assmann, en reacción instintiva, manoteó la
pelota y evitó que la actuación fuera reprobada con derrota.
El último susto
fue un tiro libre de Adrián González, desde una de sus posiciones preferidas,
pero se fue muy alto.
El final llegó con una cortina de silbidos para los
protagonistas, especialmente los locales
Cara de desengaño de Ramón Díaz, y un
cóctel de bronca y desengaño desde las tribunas.
Independiente volvió arrastrar
su alma sobre el césped sin mostrar signos de mejoría.
Fuente PopularOnLine
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Nota: solo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.