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viernes, 22 de abril de 2022

Sanear al club desde adentro, la única salida


Por Christian Ginko

 

Independiente está a la deriva en todos los aspectos, y la solución parece cada vez más lejana.

 

Los malos manejos institucionales, tarde o temprano, se terminan notando. El amperímetro, como suele suceder, es el plano deportivo: Cuando la pelota entraba y el equipo ganaba, no se cuestionaban las compras millonarias, pero cuando la suerte cambió, todo explotó. Es, a fin de cuentas, el ABC del fútbol.

 

Sin embargo, y como se dijo anteriormente, todo es consecuencia, nada está librado a la suerte. Cuando se ganó la Sudamericana en 2017, tenía que ser el puntapié inicial para despegar, y fue todo lo contrario. Se gastaron millones en refuerzos que no rindieron (casos Gonzalo Verón, Fernando Gaibor, Francisco Silva, etc.). Como consecuencia, el superávit que se supo lograr se transformó en déficit.

 

En 2018, con Recopa, Libertadores y Suruga Bank por jugar, no se le dio tanta importancia, pero el daño ya se estaba haciendo. Tal vez, ganando las dos primeras, se habrían solucionado algunas deudas, pero la realidad es que se gastó más de lo necesario, y junto con los sueldos, fue una bomba de tiempo que no se pudo detener.

 

La situación deportiva actual, entonces, es consecuencia de todo eso. No es casual que Julio Falcioni hoy esté clasificando en la Copa de la Liga cuando en el Rojo le costaba ganar, ni tampoco que Eduardo Domínguez no encuentre el rumbo habiendo llegado de Colón, donde supo salir campeón. Es difícil pensar que se elige mal a los entrenadores cuando la propia dirigencia desmantela el plantel.

 

Los hechos demuestran esto último: A Falcioni se les han vendido a Alan Franco y a Sebastián Palacios, que eran titulares, y de los refuerzos que llegaron apenas Juan Insaurralde rindió. A Domínguez, por su parte, le sacaron a Silvio Romero y a Alan Velasco, otros que eran del once inicial.

 

Mientras el actual entrenador intenta sacar la situación adelante, la dirigencia incorporó a Juan Cazares. Este último llegó sin pretemporada y por un sueldo elevado, cuando tiene problemas para pagarles a los que ya están. Luego del empate con Aldosivi, Hugo Moyano preguntó: “¿Qué quieren que haga?”. Bueno, tal vez podría empezar por dejar de hacer locuras económicas, y empezar a pagar las deudas que tiene actualmente Independiente. Hasta entonces, así llegue Josep Guardiola, el Rojo no podrá competir en serio, tal como la historia lo demanda.

 

 

Fuente Infierno Rojo


 

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