Por Leonel Lenga para Página 12
Los integrantes de la pensión de Independiente, acompañados de sus familias, participaron en un taller online sobre discriminación en el fútbol. Educación no formal, diversión y reivindicación de derechos para entender cómo la cultura naturaliza prejuicios y estereotipos.
El 17 de marzo, tres días
antes del primer día del comienzo de la cuarentena, los 52 jugadores de las
categorías 2003, 2004, 2005 y 2006 que viven en la pensión de Independiente
volvieron a sus hogares. En una temporada normal, estos jóvenes que entrenan
para ser profesionales en el Complejo Santo Domingo, en Villa Domínico,
hubieran visto a sus familias una, dos o tres veces en el año como mucho.
Ya en sus casas -en Salta, Jujuy, Río Negro o Mar del Plata-
prácticamente la mitad se topó con la falta de Internet. Desde la coordinación
de la Pensión idearon una alternativa, para que sus encargados de estudio les
envíen material por whatsapp a quienes tengan datos o a vecinos y tíos. Ellos
lo imprimen, los estudiantes los hacen, mandan la foto a través del contacto, y
los encargados de estudio se encargan de tipearlo para que el material llegue
al colegio en tiempo y forma.
Junto a la educación formal, en la institución de Avellaneda
hay un Proyecto Integral de Articulación Pedagógica de Fútbol Amateur, que le
presta especial atención a la educación no formal. En ese marco, y en función
de seguir conectados, organizaron propuestas recreativas y otras más reflexivas
a cargo de nutricionistas y psicólogos.
También disfrutaron de un nuevo ciclo de charlas denominado
“Historias de Pensión”, en el que conversaron con Gastón Togni y Braian “El
Chaco” Martínez, jugadores de la Primera División del Club. Ambos, además de
haber vivido en la pensión, comparten el orgullo de haber terminado la
secundaria en ese momento.
Y entre tanto aprendizaje y tanta búsqueda de recursos para
forjar pensamiento crítico y buenas personas, más allá de lo que pase con su
carrera, los jóvenes, sus familias y sus profesores de la pensión se sumaron al
taller de fútbol y discriminación. Fueron más de 40 los que el miércoles pasado
se conectaron a Zoom para la actividad realizada por la Fundación Encontrarse
en la Diversidad, con el apoyo de Fare Network, en el marco de la iniciativa
Black Lives Matter.
De arranque, para romper el hielo, se proyectaron imágenes
de distintas selecciones: la de fútbol masculino, la de fútbol femenino, la de
fútbol no vidente, la de talla baja, fútsal y la Selección de futbolistas gays.
El papel de los medios para darle más difusión a unos que a otros fue el argumento
principal, que aglutinó las respuestas sobre los motivos que llevaban a un
equipo a ser más reconocido que otro.
Luego surgió el interrogante de por qué debería existir un
equipo específico según la orientación sexual. Tras un silencio inicial, uno fue
al grano: “Por la discriminación que hay en el fútbol”. Otro planteó que la
existencia de un equipo de estas características ya era una discriminación en
sí misma, mientras que un adulto aportó que su presencia podría ayudar a darle
más visibilidad a un colectivo. “Todos somos personas, todos integramos la
sociedad, y todos debemos tener derecho a jugar”, acotó una mamá, a pura
humildad.
“No hay respuestas correctas. La existencia de una selección
específica para varones gays existe, porque hay un montón de jugadores que en
las primeras divisiones nunca encontraron su lugar. Era tan violento ese
espacio que prefirieron hacer otro más seguro. Porque todavía hay identidades
que en algunos lugares no tienen lugar”, aportó Florencia Fisch, integrante de
Encontrarse en la Diversidad, que además fue tutora académica de la pensión
desde el 2015 hasta inicios de 2018.
Luego fue el turno de adivinar qué canción de cancha
representaban los emoticones que aparecían en la pantalla. Se arriesgaba
cantando, con lo cual el debate mutó en algarabía: “Son la mitad más uno, son
de Bolivia y Paraguay (…)”, “a esos p… le tenemos que ganar”, “que nacieron
hijos nuestros, hijos nuestros morirán”, fueron algunos de los cánticos. El
aliento y la emoción recreaban el clima de cancha, con lo cual el racismo y la
violencia simbólica que derrochaban esos “himnos” mantuvieron su naturalidad.
Por lo menos el tiempo que duró el juego.
Después se apagaron los micrófonos y se retomó el foco.
Todos dijeron conocer las canciones y describieron que la elección sexual, el
color de piel, el género, el país, la provincia o el barrio de nacimiento eran
los aspectos sobre los que se hacía hincapié despectivamente.
Según contaron, la discriminación también se vive en el
fútbol infantil y juvenil. En algún córner o en un cruce fuerte los improperios
se repiten. Hasta denunciaron que algunos provocan a otros diciendo los nombres
de las novias que conocen.
En ese momento Tomás Kobrinsky, el otro moderador, trajo a
colación a Van Dijk. No el defensor de Liverpool, sino Teun Van Dijk, el
lingüista holandés. Lo hizo para retomar que “a discriminar se aprende. No es
biológico”. Está en el lenguaje, en la sociedad, en la cancha, en las escuelas,
en las redes sociales y en tantos otros ámbitos.
Kobrinsky remarcó: “Todos discriminamos y somos
discriminados en algún momento. Así se da en la cultura. Lo bueno es que al ser
cultural podemos desaprenderlo”. Esto dio lugar a repensar los conceptos de
“estereotipo” y “prejuicio”.
En el último juego repasaron noticias atravesadas por la
discriminación. Ya sea en sus titulares o en su contenido, como ocurrió con
Oscar Romero. El actual jugador de San Lorenzo y de la selección paraguaya,
durante su paso por Racing hizo callar a su hinchada por los cánticos racistas
que pronunciaban contra guaraníes y bolivianos, en un partido de Copa
Libertadores.
Las propuestas disruptivas y el trabajo interdisciplinario
de contención que se viene llevando adelante en la Pensión con los menores, de
la mano de su coordinador Fernando Langenauer, sirvió para que uno de ellos se
sintiera respaldado y contara los abusos que venían atravesando algunos de sus
compañeros. Eso derivó en una reunión grupal de todos los integrantes de la
pensión con sus profesionales a cargo, y posteriormente llegó la denuncia
correspondiente.
“Fuimos los primeros en hacer una denuncia de una temática
sumamente delicada. Luego se animaron otros, como Newell’s, y hubo otras
instituciones que prefirieron silenciarlo. En mi opinión, al enterarse de algo
así, haces la denuncia o sos cómplice”, contó Langenauer, Licenciado en
Ciencias de la Educación, a Líbero.
También explicó que la causa de abuso sexual por parte de
una red que explotaba a niños y adolescentes, que estalló mediáticamente en
marzo de 2018, fue elevada a juicio la semana pasada. La fiscal les anticipó la
situación para que pudieran seguir trabajando el tema con sus jugadores y las
familias.
Esta violencia de la que algunos habían sido víctimas,
además del cimbronazo social, se convirtió increíblemente en foco de burla en
algunos partidos oficiales de las inferiores. Afrontar ésta y otras situaciones
desagradables que se le presenten, eliminar temas tabúes e incorporar valores
fueron algunos de los objetivos que propiciaron este encuentro. Los talleristas,
por su parte, resaltaron la importancia de estar orgulloso de uno mismo, y
desearon que ese momento de reflexión sirviera para generar más preguntas y
temas de debate junto a sus familias.
Fuente Infierno Rojo
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