Es un secreto a voces, que cada vez se hace más notorio y
audible, por más que traten de ocultarlo. Jorge Burruchaga y Lucas Pusineri se
desconfían, no se agradan laboralmente y la relación es totalmente desabrida.
No es cotillón, ni cabaret, es una realidad que perjudica directamente a
Independiente.
El Manager no quiere que Pusineri siga al frente del equipo
y Pusineri no coincide con las ideas de Burruchaga. Si bien sostienen diálogos
en el día a día, descree uno del otro, por todo el historial que tienen como DT
– jugador y ahora como Secretario Técnico – DT.
Tras una evaluación de todo el ciclo, Burru le hizo saber a
los dirigentes que su deseo es cambiar de entrenador, buscar otra línea de
trabajo y de estilo de juego, otra política de contrataciones, otros intereses.
El problema es que el núcleo de la comisión directiva quiere que Pusi continúe
-por lo menos- hasta la finalización de la Copa Diego Maradona.
Probablemente el principal conflicto es que en Independiente
primero cerraron la llegada del técnico y meses más tarde, porque el club
estaba incendiado, encontraron un apellido reconocido para que asuma como
Manager. Todo nació torcido.
Están distanciados, tienen diferencias y lo peor es que no
las subsanan por el bien de Independiente. Lo ideal sería que contrapongan
ideas, pensamientos, proyectos y avancen para encausar el barco, pero no existe
esa profundidad en las charlas. Preocupante, pero ante el abismo se vaticina
que uno de los dos dejará su cargo en las próximas horas. Juntos, evidentemente,
no pueden seguir, a no ser que pongan todas las cartas sobre la mesa, se digan
todo de frente y tiren los dos para el mismo lado.
Fuente Infierno Rojo
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