En el año 1983 Independiente se consagraba campeón del
torneo Metropolitano del corriente año, como si fuera poco la vuelta se daba
ante un rival que descendía por primera vez en su historia, ese equipo era ni
más ni menos que Racing. La Academia había perdido la fecha pasada ante su
homónimo de Córdoba, por 4-3 y el encuentro se suspendía por incidentes, aún
faltaba que la AFA resuelva si se jugaban los escasos minutos restantes.
Solo un triunfo ante el Rojo, con la continuidad del partido
ante los cordobeses y posterior milagro darían la permanencia a los vecinos.
Por su parte, Independiente llegaba a esa última fecha teniendo que ganar para
no pensar en si San Lorenzo o Ferro lo pasaban, con lo cual debía ganar si no
quería depender de otros resultados. Aquella tarde la Doble Visera sería
testigo de un nuevo campeonato.
El encuentro empezó complicado para los dirigidos por José
Omar Pastoriza, el visitante salió decidido a ganar y realizó un buen primer
tiempo, finalizando la primera etapa, Ricardo Giusti marcaría el 1-0 parcial
dándole la ventaja y tranquilidad. No conforme con el primer gol, Enzo Trossero
ponía el 2-0 a los cinco minutos del complemento, dando cifras definitivas al
partido y una segunda mitad de puro goce y festejos para la gente del Rey de
Copas, con un Carlos Goyén que atajaría un penal a los 85 minutos.
Independiente se coronaba campeón y sumaba de esta forma su
título nacional N°11 de su gloriosa historia. Por su parte, el vecino descendía
y volvería a primera división en 1985. Ese torneo local le valía al Rey de
Copas jugar la Copa Libertadores de América 1984, copa que ganaría y al jugar
la Copa Intercontinental vencía al Liverpool de Inglaterra. Una vida de
grandeza.
Fuente Infierno Rojo
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