Independiente ganó un partido que tuvo una increíble
heterogeneidad de emociones. En InfiernoRojo analizamos las claves que llevaron
al Rojo al 3 a 2 final.
Buen fútbol: Sin lugar a un mínimo margen de duda, es
innegable que el Rojo jugó un muy buen partido, ofensivo, dominador y con
pasajes de muy buen fútbol. Fundamental para cambiar los murmullos por
tranquilidad desde el minuto cero.
Rendimientos altos: Otra de las claves, claro que sí.
Algunos futbolistas que a veces son propicios a ganarse algunos silbidos lo
hicieron muy bien, como Gastón Silva, que jugó un partido excelente de punta a
punta. Asimismo, la vuelta de Pablo Pérez luego de su sanción por conducta fue
de alto nivel, clave también.
Eficacia y goles: Más allá de que se había vivido una semana
intensa con el tema de que “en Independiente no es solo ganar, también hay que
jugar bien”, seríamos ilusos en creer que con jugar bien alcanzaba. El Rojo
necesitaba ganar, y dos goles en el primer tiempo le trajeron una necesaria
tranquilidad. Fundamental.
Incertidumbre y desconcierto: Todo lo que había construido
durante el partido era un castillo de naipes que se desmoronó en la primera
ventolina: pasó al 2 a 2 en casi un santiamén. Una verdadera locura. Clave,
porque podía ser goleada cómoda.
El milagro: Vamos a ser sinceros, estaba más para perder que
para ganar. Se vivía un clima muy tenso en esos minutos finales que nada tenían
que ver con lo que había pasado en el partido. Parecía que se escapaba, pero un
cabezazo certero de Nicolás Figal a la red desató la locura final. Increíble.
Fuente Infierno Rojo
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