Independiente vs Lanus Sanchez miño Beccacece fotobaires
Por Favio Verona
El conflicto debilitó a Beccacece: tanto en el plantel como
en la dirigencia existe cierto descontento por el mal manejó de la situación.
¿Cómo seguirá esto?
Nada será igual. El conflicto entre Sebastián Beccacece y
Pablo Pérez dejó cicatrices que no se van a borrar con la puesta en escena de
un abrazo. Por más que todos se empeñen en remarcar que hay que dar vuelta la
página y simular que no ha pasado nada, los acontecimientos que se suscitaron
sembraron cierta desconfianza en el plantel. El técnico salió debilitado. El
escenario sobre el que está parado ya no es tan firme. Lo que se rompió no es
sólo un pizarrón.
A los futbolistas no les gustó nada el hecho de que la
situación haya trascendido las puertas del vestuario. Saben que la información
se filtró desde el cuerpo técnico, lo que propagó resquemores y quejas
subrepticias. No es ése el único motivo por el que los jugadores tienen al
entrenador en observación. Los permanentes cambios de posición a los que
Beccacece los sometió en los diez partidos que lleva su ciclo alimentan el
recelo. Bustos, Sánchez Miño, Pérez, Blanco, Palacios y Benítez han jugado en
tres posiciones diferentes. Silva y Figal cumplieron dos funciones. Por lo
bajo, algunos integrantes del plantel exponen su incomodidad y argumentan que
tantos cambios conducen a la confusión.
El lunes, el entrenador les avisó a Pablo Moyano y al
secretario general, Héctor Maldonado, que su plazo será el partido del jueves
26 ante Defensa, por la Copa Argentina. Los directivos, que aceptaron invertir
15.500.000 dólares para reforzar al equipo, están decepcionados con la campaña.
Y consideran que Beccacece no tuvo tacto para manejar la situación, lo que amplificó
un problema que podría haberse resuelto sin superar las barreras de la
intimidad. “Lo mejor hubiese sido sancionar a Pérez y simular una lesión
muscular”, comentaron desde la CD. El descontento es palpable. Quienes conducen
el club coinciden en que no supo gestionar la crisis. A pesar de todo, los
directivos quieren que Beccacece continúe para evitar tener que salir a buscar
un entrenador en un mercado que ofrece opciones acotadas. “Acá hay un contrato
firmado”, le recordaron por si acaso.
El gran inconveniente para el técnico es cómo seguir. El
público lo silbó tras el empate con Lanús. Y las turbulencias de un conflicto
inesperado le hicieron perder aún más altura de vuelo a un ciclo que no
despega. Los directivos remarcan que no obró como buen piloto de tormenta. Y
hay preocupación: saben que cualquier sacudón podría precipitar una caída en
picada hacia el rechazo popular. Becca enamoró con lo que construyó en Defensa,
pero ahora tiene a todos con el corazón partido. Sólo él puede repararlo.
Fuente Olé
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