La mejor noticia del Rojo - Video

Beccacece respiró tras el triunfazo en la hora del Rojo. (foto Prensa Independiente)

Por Jorge Mario Trasmonte

Ganar le da aire a la “era Beccacece”, pero esta vez hubo 80 minutos de alto nivel, a diferencia de los dos triunfos anteriores.

Comentábamos en esta columna, hace un par de días y a raíz de la llegada de Colón a la final de la Sudamericana cuando hace un mes quería echar al técnico, las desmesuras que gobiernan el fútbol.

Tales que, también hace poquito, en plena marcha accidentada y ondulante de Independiente se dejó trascender desde el mismo club que el propio Sebastián Beccacece se había puesto un límite en el partido con Defensa y Justicia. Más bien, en el resultado de ese partido: si Independiente seguía, él seguía. Si no, no.

Verdad o consecuencia, el equipo pasó de fase con una actuación pobrísima y ayer volvía a su escenario después de pasar esa bisagra. Dos triunfos (venía de otro 1-0 ramplón en Tucumán) habían dado un mínimo aire al entrenador, aunque en la cancha seguía la deuda y se notaban los nervios de todos a flor de piel.

En el grito de gol de Figal hay desahogo y bronca contenida. Y al lado, gesto serio de Benítez (Foto: Rafael Mario Quinteros).

El de ayer es otro resultado para respirar y ganar tiempo: se consiguió en un momento en que parte del Libertadores de América era un coro de insultos a los jugadores. Pero el partido de ayer sí dejó una buena noticia. En los dos anteriores, no se veía un equipo del entrenador que fueron a buscar, parecía que había arriado todas sus banderas y que se había afiliado, en la mala, al “ganar como sea”.

Este domingo, diez minutos en que se acabó el aire, se reemplazaron figuras y se cometieron distracciones estuvieron a punto de tirar por la borda 80 minutos que deben ser los mejores desde que se inició la era Beccacece en el Rojo. Allí hubo dinámica, circulación, toque, cambio de ritmo, llegadas, goles y varias oportunidades más perdidas por nada.

Por encima de la euforia de ganar un partido que se había puesto feo impensadamente, por encima de la crispación (en la que caen también DT y protagonistas con gestos destemplados e irritativos de desahogo), la mejor noticia para Independiente ayer fueron esos 80 minutos.

Fuente Olé