Ariel Holan habla con sus jugadores. / Fotobaires
El bien común, en el fútbol, va ligado de manera directa e
indivisible a la victoria. El DT del Rojo lo aplicó y logró recuperar la
identidad.
Por Juan Manuel Herbella
Con su “Teoría General de los Sistemas”, Ludwig Von
Bertalanffy buscaba proporcionar un marco teórico y práctico para las ciencias
naturales y sociales. Su creación supuso un salto conceptual en la forma de
mirar la realidad humana e influyó en diversos campos del conocimiento: desde
la psicología a la administración empresarial. Fue revolucionario lo del
alemán, porque en lugar de caer en la tendencia mecanicista de ver el mundo por
compartimientos estancos e hiperdesarrollados, conceptualizó una mirada global
holística de estructuras interrelacionadas.
Como un “sistema” abierto conformado por un conjunto de
partes coordinadas y en interacción para alcanzar objetivos comunes, el
“Independiente de Holan” fidelizó el precepto del “todo por sobre la sumatoria
de las partes” conformando un equipo de estructura robusta y de gran
personalidad que no se fundamentó en una figura excluyente sino, por el
contrario, buscó la excelencia a través de un funcionamiento interrelacionado,
dinámico y atildado.
Pecaría de fanático, aquel que supusiese que Ludwig Von
Bertalanffy pensó (específicamente) en el deporte como campo de aplicación de
su teoría o en el funcionamiento de un equipo de fútbol como modelo, pero a
ciencia cierta tampoco los excluyo de manera explícita; porque al definir
“sistema” como un conjunto de elementos con historia, mitos y reglas que
persiguen un fin común, definió a “sistema” de la misma manera que podría haber
definido “Equipo de fútbol”.
El bien común, en el fútbol, va ligado de manera directa e
indivisible a la victoria. Así es como después de siete años sin títulos y de
superar la etapa más triste de su próspera vida institucional (al descender a
la B Nacional), podría decirse que Independiente, con la obtención de la Copa
Sudamericana 2017 en el mítico estadio Maracaná, logró recuperar su identidad
futbolística de juego asociado en ataque y de conquistas internacionales.
“Cuando llega, el éxito a veces produce acentuación del
proyecto y, en ocasiones también, un exceso de valoración de uno mismo y deseos
de aspirar legítimamente a perspectivas mejores.” La frase de Marcelo Bielsa
encaja de manera perfecta en la actualidad de Independiente. La resurrección
del club fue posible a partir del arribo de Ariel Holan a la dirección técnica.
Denostado por el ambiente, por no venir del riñon del fútbol y por adoptar
posturas poco usuales, logró recobrar una mística institucional a través de una
idea de juego colectivo y ofensivo. Lo de Holan fue un collage vintage entre lo
tradicional, del saludo al hincha y el acercamiento a reconocidas glorias, y lo
moderno: de un nutrido cuerpo técnico habituado al uso de los drones y a la
tecnología aplicada al deporte.
En la Teoría de los Sistemas, se conoce como “homeostasis”
al estado interno de un sistema que se mantiene relativamente constante
mediante la autoregulación. La homeostasis en el fútbol, esta dada por la
interrelación entre jugadores, cuerpo técnico, dirigentes e hinchas en la
búsqueda de un estado de equilibrio (entre las pretensiones del hincha, las
posibilidades de los jugadores y la visión del entrenador) que permita seguir
en el círculo virtuoso del bien común. Cualquier cambio de una parte produce
cambios en el conjunto, ya que la esencia de la naturaleza del sistema es un
continuum.
A menos de una semana de comenzar la pretemporada y expuesto
a grandes cambios, Holan tiene la oportunidad de su vida. Por convención, en el
seno de un plantel, el técnico es el líder de un grupo y el preparador físico
es uno de sus ayudantes. El entrenador es el quien arma el equipo. Parado al
costado de la línea de cal, da la sensación de no jugar; pero juega. Se le
respeta el primer asiento del banco de suplente, cual trono de rey devenido en
silla eléctrica. Confinado a un rectángulo lindante al campo, no cae en la
quietud; por el contrario, sufre de hiperquinesis. El técnico es quien hace los
cambios y quien enfrenta a la prensa. Por el contrario, el preparador físico
asiste, nunca conduce; habla en el grupo, no se dirige a la prensa. Esta
representación común que conocemos, no aplicaba linealmente en Independiente.
Pocos cuerpos técnicos han tenido un liderazgo tan compartido como el que implementaron
históricamente Holan y Kohan: un tándem tan unido en la vida como la cacofonía.
Por su origen outsider, en los inicios, el técnico se
sostuvo en su preparador físico. Era una relación de mutuo beneficio. Alejandro
Kohan no solo manejaba la parte física del equipo, también manejaba al grupo y
los códigos del vestuario. La paridad entre ambos llegaba a tal punto que
equiparaban ingresos, algo nunca visto en el fútbol, pero es el éxito, como
dice Bielsa, lo que trastoca las expectativas y las valoraciones, poniendo a
prueba las lealtades y sometiendo a discusión las razones: ¿Es lógico que DT y
PF cobren lo mismo?, ¿es una deslealtad querer cambiar las condiciones que te
permitieron llegar?
En las idas y vueltas entre el técnico y club, en los dimes
y diretes de su cargo de entrenador, la renovación de Holan con Independiente
no incluyó a Kohan. El desmembramiento de la preparación física (Kohan, su hijo
asistente y su lugarteniente Gustavo Satto), como su nexo más importante con
los futbolistas, no es la única perdida en la comunicación entre el cuerpo
técnico y los jugadores. A cambio de cinco millones de dólares y el quince por
ciento de una futura venta, Independiente se desprende de su capitán Nicolás
Tagliafico. La versatilidad en el juego, que le permitían ser lateral izquierdo
cuando el equipo debía tomar cuidado en las transiciones defensivas o zaguero
cuando el equipo dominaba el terreno y debía encontrar espacios para progresar,
son virtudes técnicas difíciles de reemplazar. También está su ascendencia
sobre el plantel y su ejemplo al momento de trabajar, aspectos intangibles para
el hincha que sólo pueden ser sopesados con el tiempo, al analizar las
dinámicas asumidas por los restantes miembros del grupo.
Así como describió Von Bertalanffy para la teoría, ocurre
también en un vestuario de fútbol: “Cada una de las partes de un sistema está
relacionada de tal forma con las demás que un cambio en una de ellas
desencadena un cambio en todas y cada una de las demás”.
El dúo Holan-Kohan llevó a Independiente a revivir sus
tiempos de gloria, alzando su decimoséptimo (17°) trofeo internacional. En el
futuro, se avecinan grandes desafíos para hacer historia. Con la Suruga Bank
(frente a Cerezo Osaka) y la Recopa Sudamericana (ante Gremio -Brasil-), el
Rojo puede igualar (18°) y superar a Boca (19°) en el historial continental.
Para Holan es la oportunidad de su vida. Ya no está a la
sombra de Burruchaga o de Almeyda (como en sus comienzos en el fútbol) y
tampoco estará compartiendo crédito con Kohan (como en el último tiempo); por
primera vez, tanto mérito como demérito serán exclusivamente propios. En la
búsqueda de Holan, de una nueva sinergia para el 2018, va la suerte de
Independiente.
Fuente Cuatro Cuatro Dos Perfil
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