El sinceramiento de todos los actores, la vía para ejecutar
un proyecto de seguridad para combatir con eficacia a los violentos
Por Alberto Cantore
Cada muerte realimenta el debate. La seguridad en el fútbol
vuelve a ser el eje de la discusión, aunque existan leyes, decretos,
reglamentaciones y medidas que deberían servir para frenar la barbarie. El
fallecimiento de Emanuel Balbo, después de la golpiza que recibió el sábado en
el estadio Mario Kempes, de Córdoba, de parte de hinchas de Belgrano, quienes
además lo arrojaron al vacío, enciende una vez más el reclamo. Se exigen leyes,
decretos, medidas. Pero desarticular el entramado, romper con la protección que
reciben los violentos, será la única acción que ofrecerá soluciones. La nueva
AFA enseñó, al igual que con la decisión que se tomó con el despido del técnico
de la selección y la contratación de su sucesor, que ensaya discursos sin un
plan que sostenga las palabras; el Gobierno apura el urgente tratamiento de un
proyecto que descansa desde agosto del año pasado en el Congreso, mientras les
saca a los clubes la confección de las listas para el derecho de admisión a los
estadios.
"Es importante que faciliten (en el Congreso de la
Nación) cuanto antes el tratamiento del régimen que agrava fuertemente las
sanciones de todos los delitos cometidos en un estadio de fútbol"
Patricia Bullrich, Ministra de Seguridad
Desfinanciar a las barrabravas y aumentar las penas para
aquellos delitos que hoy son considerados contravenciones, la matriz del
Régimen Penal para Espectáculos Futbolísticos. La propuesta, a la que la
ministra de Seguridad Patricia Bullrich exigió que se trate con celeridad,
determina pena de hasta 10 años de cárcel para quienes, con el agravante de la
utilización de armas de fuego y el concurso de dos o más personas, empleen
violencia o intimidación con el objeto de alterar el normal desarrollo de un
espectáculo futbolístico, incitar disturbios, amedrentar y ejercer presión
sobre protagonistas, concurrentes u organizadores.
Para que la futura ley prospere se necesita del
sinceramiento de varios actores para no ser parte del enredo que envuelve a
todos. Los políticos y los sindicalistas, que ejercen de escudo, ya que los
violentos les son serviciales en tiempos de conflicto o elecciones; los
dirigentes de los clubes y los hinchas comunes, quienes negocian y hasta
acompañan las exhibiciones de poder que realizan los barras de sus equipos; los
organismos de seguridad y la Justicia, que debe controlar e identificar a los
que lucran con los colores de una institución y no a los simples simpatizantes
que van a presenciar un encuentro, y son quienes padecen el maltrato y la
desprotección de las fuerzas.
"Tenemos que estar convencidos de que cuando vuelvan
los visitantes, deben volver las familias. No puede ocurrir que jueguen un
partido y pasen las cosas que pasan", aseveró Claudio Tapia, el flamante
presidente de la AFA, que en una charla con la nacion aventuró que la meta es
cumplir con el proyecto antes de fin de año. Una frase temeraria,
representativa de cómo se maneja nuestro fútbol. Porque además de la muerte de
Balbo, el último fin de semana ocurrieron otros hechos de violencia que
quedaron en un segundo plano: hinchas de Liniers agredieron a los jugadores de
Atlas; hinchas, jugadores y hasta el director técnico de Midland embistieron
contra el plantel de Sportivo Barracas; en las canchas del torneo Federal C se
multiplican los ataques, pero los acontecimientos no tienen visibilidad en los medios.
Los pedidos de justicia por la muerte de Emanuel Balbo
frente al club Belgrano. Foto: LA NACION / Diego Lima
Sin visitantes
La prohibición de asistencia de hinchas visitantes, medida
que rige desde junio de 2013, después de la muerte de un simpatizante de Lanús
en La Plata, en la previa de un partido con Estudiantes, no se traduce en
cifras satisfactorias. La violencia ahora se instaló bajo la misma bandera de
un club y las muertes no cesaron. Las expectativas que se crean alrededor de
los partidos correspondientes a los torneos de Verano son falsas: ahí, los
jefes de las barrabravas acuerdan con la seguridad y hasta con personas
allegadas a la organización para que la fiesta sea en paz. En época de campaña
electoral, que 50 mil hinchas convivan sin desmanes se puede ofrecer
redituable.
En la provincia de Buenos Aires, distrito donde se disputa
la mayor cantidad de partidos durante un fin de semana, las autoridades intentaron
restablecer la concurrencia de los hinchas visitantes. Con la elección de
juegos de escasa convocatoria, la prueba era positiva; los incidentes en la
visita de Boca a Banfield, donde una avalancha dejó diez heridos, aunque pudo
ser una tragedia, debido a que en el sector había más hinchas de la cantidad
permitida; los destrozos de los hinchas de Lanús en la cancha de Racing y los
desmanes de parciales de River en Lanús, provocó que la gobernadora María
Eugenia Vidal, empujada por el Gobierno Nacional, suspendiera el ensayo.
Fuente Cancha Llena

No hay comentarios:
Publicar un comentario
Nota: solo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.