Independiente empató otra vez de local ante su gente. Ya empieza a dejar de ser novedad empatar en el Libertadores de América- no gana desde el 4 de diciembre de 2016- y casi que queda olvidada la gran goleada de visitante. Parece que Independiente tiene un mal, un miedo escénico en su propia cancha y ante su gente. Y los jugadores entran en una nebulosa.
Vamos. El equipo de Ariel Holan no jugó mal. Dominó las
acciones, tuvo nuevamente jugadas claras para abrir el marcador y siempre tuvo
esa vocación ofensiva de intentar encontrar la llave del gol en todo momento
posible. Pero el sábado volvió a entrar en esa nebulosa que lo va perdiendo en
el partido. Los jugadores vuelven para atrás con pelota dominada, toman malas
decisiones en la terminación de la jugada, y el mal más mal de todos los males:
no patean al arco.
¿Por qué no patean al arco? ¿Por qué no testean al arquero y
lo hacen revolcar un poquito para que baje el uuuuuh de la tribuna y se cambie
el murmullo por el ponga huevos que ganamos?. Parece como si Independiente
tuviera un problema a la hora de finalizar la jugada: se vio a los jugadores
repetidamente equivocar el último pase y evitar decididamente tomar las riendas
de la jugada e intentar la definición.
Y ese miedo escénico, esa nebulosa, se empieza a trasladar
lentamente a todas las líneas del equipo. Los mediocampistas se ponen
imprecisos, los que tienen que arrancar la jugada dudan y vuelven para atrás, y
hasta casi que da temor tirar un pase profundo entre líneas por miedo a que el
receptor no lea la jugada y el ejecutor se gane el chiflido de la gente. Y ni
hablar cuando llega a la defensa, con pifiadas increíbles que casi que le dejan
el gol servido al equipo contrario. Dejan huecos a veces insólitos, y para
compensar, en algunos casos quieren salir jugando con la bocha dominada como
Roberto Carlos en el Real Madrid. ¡No es necesario!
Independiente tiene con qué. Juega bien y es profundo. Y
estas palabras, aunque parezcan un bombardeo a los jugadores, son todo lo
contrario. Son la ratificación al apoyo de lo que se ve en este equipo. ¡Pero
arriesguen! Pateen al arco, den un pase entre líneas, reviéntenla cuando hay
que reventarla… No le teman al murmullo, no le teman al chiflido, son
profesionales. ¡No nos teman!
Fuente Infierno Rojo


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