Por Cristian Grosso
Los futbolistas de la selección saben que representan el
principal activo de la AFA. Ellos son el canal que garantiza los millones.
Especialmente Lionel Messi. Imaginar una selección sin él obligaría a revisar
cada contrato y aceptar, también, que la cifra perdería varios ceros.
Engranajes centrales del fútbol europeo, donde la mercadotecnia y la imagen
movilizan el producto como dos gurús incuestionables, el packaging de la
selección los trasladaba a eras paleozoicas. La ferretería de Grondona, como
metáfora de un tiempo oxidado. Marcelo Tinelli era la esperanza para
rejuvenecer y profesionalizar algunas áreas. Messi y la mesa chica sólo
confiaban en él, tanto que habían intervenido en su designación. Sin el
conductor televisivo, una tormenta sepia vuelve a asolar al grupo, que apostaba
por el postergado aggiornamento. Necesitaban otro concepto de gestión y
apostaban por un trato más intimista.
El vacío de gobernabilidad de un comité ejecutivo
despedazado por el grondonismo residual hasta lo había impulsado a estallar por
las redes sociales a Messi en el final de la Copa América del año pasado
["Qué desastre son los de la AFA..."]. Por negligencia o desapego, la
selección también había caído en la telaraña de una AFA derrumbada. Se sentían
abandonados. Por entonces, al menos a Claudio Tapia le valoraban que era el
único que daba la cara. Estuvo en la Copa América de Chile, volvió a acompañarlos
en los Estados Unidos y solía aparecer por el predio de la AFA. Por cierto, un
lugar al que otros dirigentes no sabían llegar sin GPS. Tapia no agilizaba
soluciones, pero no se escondía.
Los miles de tironeos políticos posteriores acentuaron esa
percepción de desamparo. El 38-38 los frustró porque la refundación seguía
pendiente. Habían estado lejos de Luis Segura. Y también se sintieron lejos de
Armando Pérez, que nueve días antes de marcharse designó a Tinelli factótum de
selección. Breve alivio, ni un mes duró la tarea. Se contabilizará que la
última obra de Tinelli fue propiciar el encuentro de Tapia con Messi en
Casteldefels, en las afueras de Barcelona. La presencia de Tinelli le generaba
al capitán una sensación de esperanza que Tapia no podrá igualar. La
desconfianza volverá a entrometerse como un puñal entre los futbolistas y la
AFA.
Fuente Cancha Llena


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