En el triunfo ante Chile se confirmó que la selección tiene
muchos problemas a la hora de defender y también de generar juego
Messi encarando por la derecha, tratando de gambetear a 4
rivales y con las posibles descargas, Higuain y Di María, muy lejos. Foto: LA
NACION
Por Christian Leblebidjian
¿Hace cuánto Messi empezó a tirar paredes con Agüero ? ¿Desde hace cuánto aporta asistencias a Higuaín o descargas para que Di María explote su velocidad? Desde épocas del Sub 20 y Juegos Olímpicos los denominados "4 Fantásticos" compartieron más de mil horas de entrenamientos, partidos (amistosos y oficiales), charlas en vuelos y concentraciones. Porque es cierto que el DT del seleccionado apenas cuenta con dos días para preparar un encuentro de eliminatorias, pero si se suman esos "pocos momentos" a lo largo de varios años (y el pasaje de siete entrenadores -Pekerman/Tocalli, Basile, Maradona, Batista, Sabella, Martino y ahora Bauza-), ¿no pasa a ser mucho? Lo mismo pasa con la defensa. Romero se conoce con Mercado desde los juveniles; Otamendi y Funes Mori fueron los primeros titulares para Bauza, factor tomado de la "herencia" Martino. Mascherano es el que más se conoce con los defensores y atacantes, aunque la selección tiene tantos problemas en el juego que da la impresión de todo lo contrario: que los futbolistas mencionados nunca hubieran jugado juntos.
Y el punto asombra porque ya pasa a ser repetitivo, hasta
viene de arrastre de la era del Tata. Mientras los compañeros de Messi se la
pasan esperando que el 10 gane los partidos solo, Messi pide por favor que
alguien lo ayude, lo rescate sin presionarlo con su condición de crack, como lo
hizo Neymar con Barcelona en la histórica remontada del 6-1 frente a PSG, por
la Champions League.
Messi, rodeado de jugadores de Chile. Foto: Archivo
La selección está en graves problemas porque defiende mal y
porque ataca peor. Porque si se congela la imagen del partido a los 28m47s del
primer tiempo, se verá nuevamente a Messi intentando gambetear como wing
derecho entre cuatro chilenos con... Higuaín y Di María lejísimos. Porque el
equipo no ofrece un plan de juego confiable, no tiene en claro cómo progresar y
generar peligro. No ofrece sociedades entre los futbolistas más conocidos. Y
poner jugadores ofensivos nunca fue garantía de ataque. Hasta los más
desequilibrantes necesitan un nexo que los coordine, un plan que los potencie
desde la toma de decisiones. Pero no. Hoy Messi juega a tirar la pelota hacia
adelante y ver qué pasa (o qué puede hacer). En defensa tampoco da garantías
porque Mascherano está más preocupado en cruzar a campo rival que en defender;
porque mientras Argentina tiene la pelota no se marca en ataque, no hay presión
sobre la posesión ni simetría entre líneas.
Jorge Almirón, entrenador de Lanús, en medio de su apogeo
(campeón en el torneo Transición 2016), contestó una pregunta simple que no
siempre encuentra una respuesta en idéntica dirección: ¿qué es jugar bien?.
"A todos nos gusta que el equipo nos represente, que haga acciones
vistosas, pero la definición de jugar bien es más amplia. Porque no siempre uno
logra ejecutar lo que planifica. Podés no estar bien, o el rival ser superior y
no dejarte. Jugar bien es que el equipo, los jugadores, hagan lo que los
momentos piden. A mí me gusta la posesión, generar ataques respaldados, ser
protagonistas. Pero están los contextos. Para mí, jugar bien es no sólo tener
una línea de juego, un estilo, sino también estar preparado para aplicar, desde
los recursos, lo que el partido necesita", explicó el DT. Hoy la Argentina
está más cerca del 0 que del 10 en la concepción de "jugar bien". No
se le ve un plan original, claro ni definido no bien arranca el partido;
tampoco cuando el adversario le presenta una complicación adicional. Y, en eso,
los futbolistas son tan responsables como Bauza . Tanto conocimiento entre
ellos debería entregar un mejor rendimiento colectivo.
Fuente Cancha Llena
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