Por Nelson Laffitte
Martín Benítez no fue el jugador determinante que el esquema
de Gabriel Milito necesitaba. La idea inicial era que el jugador se vuelva la
manija del equipo, que conecte con los delanteros y que maneje los tiempos,
pero nada de eso sucedió. Terminó deambulando la cancha y tomando malas
decisiones.
Mucho se esperaba de Benítez en la derrota de Independiente
por 1-0 ante Defensa y Justicia. El futbolista ocupó el sector izquierdo del
mediocampo, como lo ensayó durante toda la pretemporada, con la premisa de ser
el eje del juego, junto a Jesús Méndez y luego Ezequiel Barco. Con el correr de
los minutos no sólo que no logró ser el guía del equipo, sino que aumentó las
malas decisiones con la pelota en los pies.
Mientras el misionero juegue bien, se acrecientan las
posibilidades de que el Rojo gane, pero cuando el futbolista no tenga un buen
partido, es muy difícil que todo funcione. El fútbol depende de él y la
cuestión es que mayormente no tiene un gran nivel. Deberá levantar mucho y
asumir la responsabilidad que el DT le entrega.
Fuente Infierno Rojo


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