Independiente se llevó un triunfazo de la cancha de Lanús
gracias a un blooper de Monetti y a una genialidad de Rigoni, autor de un
golazo de aquéllos. El equipo de Almirón pagó caro los errores y se quedó con
las manos vacías: ahora al Rojo le alcanza hasta el 0-1 en Avellaneda para
clasificarse.
El Rojo festeja el 1 a 0 de Leandro Fernández ante Lanús
(Télam).
Por Emiliano Sotomayor
¿Ganar jugando bien o ganar como sea? Si esa pregunta se la
hiciera a Milito, seguramente sepa cuál sería la respuesta. Sin embargo, en
partidos como éste, el ganar como sea vale casi tanto como el otro. Doblegar al
campeón en su casa no es cosa de todos los días, y menos aún si el rival
arranca siendo superior a uno, como ocurrió este jueves en La Fortaleza. Porque,
a ver, aunque fuera el Lanús del semestre pasado, un par de toques alcanzaron
para demostrarle al Rojo que del otro lado de la cancha estaba el mejor equipo
del último campeonato. Si hasta Monetti se lo recordó al uruguayo Vera con una
pisada hermosa (y muuuy riesgosa) a poco del comienzo. Pero claro, como bien
dijo Bochini en el entretiempo, los partidos se ganan haciendo goles, y fue
Independiente el que los hizo.
Tal vez otra hubiera sido la historia si Ciro Rius no le
pifiaba al arco semi vacío. Esa jugada colectiva de Lanús evidenció el porqué
del título, más allá de que la definición del ex delantero de Defensa y
Justicia haya ido a parar a donde lo mandaron muchos de los hinchas que estaban
en la tribuna del Grana. Distinto fue el caso de Herrera, que le dio fortístimo
desde lejos para que Campaña se luciera.
En definitiva, si bien no había conseguido plasmarlo en el
resultado, lo de Lanús era mejor: aun sin brillar marcaba la diferencia a
partir del enorme talento de su número 10, Miguel Almirón, el futbolista más
desequilibrante que tiene en el plantel el DT con el que comparte apellido.
Pero en un abrir y cerrar de ojos todo el trabajo que había hecho hasta allí se
fue al tacho. ¿Qué pasó? A Monetti se le escurrió de las manos un centro
(difícil) de Rigoni con la mala suerte de que la pelota rebotó en Braghieri y le
fue a parar a los pies de Leandro Fernández. Y sí, gol de Independiente.
El 1-0 le dio confianza al equipo de Milito, que a pesar de
haberse llevado la victoria de la cancha de Lanús no mostró estar a la altura
de lo que el DT pretende. Intentó salir jugando y avanzar con la pelota al
piso, como quiere Gaby, pero se encontró con un Lanús mucho más trabajado,
aceitado, amén de que después de encontrarse en desventaja se haya caído a
pedazos desde lo futbolístico. Y encima, para cerrar una noche negra, Silva se
mandó un macanón que terminó en el 2-0 de Rigoni, quien le sacó jugo al error y
definió de manera exquisita ante Monetti.
Sea como sea, Independiente se llevó un triunfazo de La
Fortaleza. En el debe quedó el buen juego, aunque tiene tiempo para pagar
deudas. Tal vez el 2-0 a favor le ayude a soltarse.
Fuente Olé
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