Por Luis Stocik;
Independiente volvió a tropezar con la misma piedra que el
semestre pasado. Cada vez que el equipo de Mauricio Pellegrino tiene que
afrontar un duelo de importancia para dar el salto hacia un objetivo no
consigue hacer pie; no da la talla.
Ante Sarmiento necesitaba sumar de a tres
para quedar a tres unidades del líder pero el empate no solo lo alejó sino que
además otros equipos achicaron distancias y lo pasaron o alcanzaron.
Es una cuestión de actitud. Al Rojo le pesa convertirse en
candidato, como que se rehusa, le escapa a la responsabilidad y termina
desilusionando a su gente tal lo ocurrido en año pasado cuando comenzó soñando
con el torneo, se fue acomodando después de un inicio flojo y cuando agarró el
envión tuvo miedo escénico.
Porque el balance fue negativo al quedar afuera de
la Copa Argentina, después trastabillar en la Sudamericana y finalmente caer en
el repechaje para la Libertadores después de perder de local ante Racing y por
una mera diferencia de gol.
Está muy claro, cuando tiene que hacer la
diferencia no logra sacar pecho e imponerse.
Hoy por hoy, por más que en su momento Pellegrino haya
sostenido que "si bien no logramos los objetivos ilusionamos a la gente
porque logramos buen juego y buenos resultados" sabe que su figura no
resistirá un nuevo traspié.
Por tal motivo el entrenador necesitará enviar un
mensaje claro no solo verbal sino que desde lo táctico abandonando cierta
tranquilidad y equilibrio en búsqueda de vértigo y resultados.
También el
equipo necesita alguien que rompa, que sea desobediente, que se cuelgue la
chapa de rebelde porque en los momentos clave de nada sirve estar atado a
mandamientos.
Ante Olimpo una vez más tendrá la necesidad de ganar o ganar
porque una derrota lo deja afuera de la conversación por el torneo.
Fuente Diario Popular

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