Por Luis Stocik
Independiente no encuentra su juego y deja en el camino
puntos importantes pero el destino aún le permite jugar una última carta y debe
ser la ganadora para luchar por la punta del campeonato.
Independiente desperdicia una y otra oportunidad de ponerse
los pantalones largos, sacarle brillo a la chapa de candidato y meterse de
lleno en la pelea por el campeonato. En el torneo fueron varias las veces que
el Rojo pudo trepar pero las dejó escapar una y otra vez. Pero de manera
increíble los resultados que se dieron la fecha pasada le volvieron a extender
la mano, como esperando que el equipo de Mauricio Pellegrino se pueda subir al
último vagón del tren.
Las derrotas de Godoy Cruz y Rosario Central hicieron que el
pobre punto cosechado ante Olimpo en el Libertadores de América no tuviera el
sabor a despedida que ofreció a sus hinchas ni bien culminó el partido.
Independiente pese a sus poco fútbol y sus pocas ganas de
pelear el torneo quedó a cuatro unidades de la punta y si se pone las pilas y
recupera la memoria puede dar el golpe en el sprint final.
Por eso en la práctica de ayer, cuando el plantel volvió a
juntarse en Villa Dominico, Mauricio Pellegrino cargó las tintas sobre la
necesidad de dar el salto de calidad, de recuperar ese juego que llevó al
equipo a ser importante durante gran parte del semestre pasado.
Es necesario superar la prueba de carácter que tanto se le
demanda al equipo. El Rojo visitará Liniers, un reducto que no le suele ser
accesible, y más tarde hará lo propio en el Cilindro ante Racing.
No le quedará otra que sacar pecho, plantarse y sumar de a
tres para dar señales de vida o de lo contrario se despedirá para siempre.
Fuente Diario Popular

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