La columna de Independiente: Ciclo cumplido
Por Román Failache
Independiente no se cansa de dejar pasar trenes. Cada vez
que debe responder con una actuación acorde a la posición en la que se
encuentra en la tabla, demuestra que llegó hasta donde está por pura y
exclusiva casualidad, o por impericia del rival de turno que no supo darle el tiro
de gracia cuando lo tenía en el piso -por ejemplo, Belgrano, Colón o Banfield-.
Ahora, los papeles están invertidos: es el equipo de Pellegrino el que debe
lidiar con las presiones del contrario y, no solo que no da en la talla para
superarlas, sino que evita ser derrotado por desempeños soberbios de su arquero
Martín Campaña.
Así como fue el redentor de un plantel que no divisaba un
horizonte, el director técnico es hoy el máximo responsable del momento lóbrego
por el que pasa Independiente. Increíblemente, se notaba una mayor química
entre los fútbolistas antes de realizar la pretemporada, cuando la lógica
debería ser contraria. Concatenar cinco pases seguidos sin tener que lanzar un
pelotazo es una utopía dentro de un equipo compuesto por jugadores que, en
cualquier club, tienen el nivel necesario para ser figuras.
Lo que preocupa más es la displicencia y la falta de
creatividad. Pase o no, a simple vista se traduce como carencia de trabajo y de
ingenio para resolver situaciones adversas. A Independiente es sumamente fácil
inquietarlo, sin desmerecer el gran partido que jugó Olimpo. El viejo conocido
Cristian Díaz dispuso tres hombres que presionaran las salidas en campo rival y
anuló toda conectividad entre la defensa y el mediocampo. Con tan poco, le
alcanzó para derribar la propuesta -que aún la estamos buscando- de Pellegrino.
La opción elegida ante esto fue, obviamente, el inservible tiro al vacío y allá
vos, Denis.
Tanto el partido de Sarmiento como el de hoy debían servir
de fogueo para el plato principal: la seguidilla Vélez-Racing-San Lorenzo.
Lejos de eso, el Rojo luce más endeble que nunca y su juego genera apatía; es
todo lo que el hincha no espera ver. Depende de las corajeadas del Cebolla
Rodríguez, quien justifica por qué lleva la diez en la espalda; de la garra de
Nicolás Tagliafico; lamentablemente, de las salvadas de Martín Campaña, y de
alguna que otra intervención distintiva del solitario delantero que vino de
Italia.
A pesar de que avalo los proyectos a largo plazo y que creo
que la solución no es comerse un técnico por año, el entrenador luce
desorientado y parece haberle perdido las riendas a un equipo al que jamás pudo
insertarle su ideología de juego y en el que no estuvo a la altura cuando las
papas quemaban. Con los jugadores que visten la camiseta, y peleando una sola
competición, no estar entre los puestos más altos ni entrar a la Copa
Libertadores del año próximo es un total fracaso. "Mientras vas y vienes,
no cría hierba el camino", dicen los sabios. El tiempo pasa y la solución,
de esta forma, está cada vez más lejos.
Fuente T&C Sport

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