Pellegrino se quedó disconforme tras la caída ante Racing.
Por Favio Verona
En varias disciplinas, la duda es un motor. El afán por
disipar la incertidumbre promueve la investigación para adquirir conocimiento.
En el fútbol, las dudas garantizan fracasos.
Son consecuencia del temor, que
precipita decisiones erróneas. El Rojo atraviesa esa situación. Los jugadores
cargan el peso de más de 13 años de decepciones a nivel local. El torneo
relámpago no ayuda a atenuar el nerviosismo. Y los permanentes cambios de
esquema e intérpretes de Pellegrino, tampoco.
Son un síntoma de convicciones
erosionadas por el miedo.
El DT parece buscar la aprobación de la tribuna con
un discurso audaz que se escucha más en la sala de prensa que en el vestuario.
Pero su mensaje ambiguo confunde a un plantel que en la cancha no expresa una
idea de juego.
Fuente Olé
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