Por Cristian Fernández
Diego Vera fue uno de los tres refuerzos que debutaron ante
Atlético Rafaela y también convenció con su rendimiento. Tuvo movilidad y mucho
entendimiento con Albertengo. Careció de contundencia.
Es una frase hecha pero cae justo. El delantero vive del gol
y Viruta no es la excepción. El uruguayo tuvo un buen desempeño, logró
acomodarse al equipo y entenderse muy bien con su dupla de ataque a la que ya
conocía de su paso por, justamente, Rafaela.
Sin embargo, quedó ese sabor agridulce por no haber podido
convertir ninguno de los dos mano a mano con los que contó en el primer tiempo.
Su presencia en el campo de juego relegó a Albertengo a la función de segunda
punta, ya que Vera se paró más cerca de los centrales y del corazón del área,
mientras que su colega hacía el trabajo por afuera.
Hay que destacar su buen juego de espaldas al arco para
sostener las embestidas de los defensores y descargar para un compañero que
llega de frente. Aunque, claro está, lo que más se resalta es su movilidad para
crear situaciones o espacios. Es un delantero que puede darle mucho a
Independiente. Deberá ajustar su definición y seguir acoplándose al equipo. Por
lo pronto, ni bien le dejó su lugar a Claudio Aquino, la gente le regaló una
gran cantidad de aplausos.
Fuerte Infierno Rojo
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