Por Pablo Vignola
El parte médico dice "estable", pero aclara
"sin mejorías". Independiente esperaba que sumando horas de vuelo y
con refuerzos especialmente elegidos para apuntalar la idea de Jorge Almirón,
el panorama mejorara. Pero eso no ocurrió.
Jugadas ocho fechas del torneo
anterior, el equipo, también en un arranque irregular, había sumado 15 puntos;
hoy, tiene 13.
No progresa en lo numérico y tampoco muestra señales de
madurez en cuanto a sus planteos. Juega igual cuando empata que cuando pierde o
cuando gana. Eso quedó expuesto el sábado, cuando por sus ambiciones estaba
obligado a ganarle a un flojo Gimnasia, pero salió con un 4-4-2 de entrada y lo
mantuvo en la segunda parte cuando el DT modificó nombres pero no esquema.
Toledo y Tagliafico con poco trabajo a la hora de marcar, nunca aportaron nada
cuando fue necesario atacar, pero se quedaron los noventa minutos en el campo.
Pero además, el equipo reiteró errores con raíz en la
inocencia. Tardó 42 minutos en abrir el marcador ante un rival que especuló
mucho y enfrió el trámite en todo momento; la viveza indicaba que, una vez en
ventaja y a poco de finalizar el primer tiempo, era Independiente el que debía
aplacar el ritmo del juego y hacer entrar al médico, al kinesiólogo, a un
radiólogo y a una banda sinfónica que ejecutar el himno si fuera necesario. Es
decir, lo mismo que había hecho Gimnasia; pero no lo hizo y el empate llegó en
el descuento de esa primera parte.
Si pasa en el potrero, hay piñas entre los mismos
compañeros.
Porque, encima, esta no es la primera vez que cae en un
error semejante: ganaba con Belgrano y perdió, ganaba con Unión, con Godoy Cruz
y con Gimnasia y se lo empataron. Siete puntos que se le escaparon como el agua
entre las manos.
Un agregado: cuando le falta Mancuello (con Unión, Godoy
Cruz y Gimnasia) el equipo pierde definitivamente su brújula.
Fuente Diario Popular


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