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domingo, 15 de marzo de 2015

No es cuestión de seguir llorando a Montenegro, pero Independiente aún lo extraña.





Por Rodrigo Tamagni

45 minutos frente al arco de Unión y no conseguimos filtrar una pelota o sacar un zapatazo certero que lastime. Igualmente, más allá de las falencias de tres cuartos en adelante, hay una alarma roja que está encendida en el fondo, donde no tenemos un buen partido hace rato. Se festeja el afable estilo de juego, pero si los resultados nos siguen siendo esquivos no sirve de nada

Estamos convencidos: la forma más simpática de buscar la victoria es con juego asociado y movilidad constante. Queremos que Independiente apueste siempre a ese estilo. De nada sirven los obligados pelotazos desde el fondo que aparecieron en los primeros minutos ante la presión constante de Unión y el nulo desplazamiento de los jugadores.

Para conseguir que los marcadores empiecen a ser positivos para nuestro lado, tenemos que solucionar los mismos problemas que existen desde que arribó Almirón. El equipo parece estancado en manejar bien la pelota y buscar el arco rival, con falencias a la hora de culminar las jugadas y errores serios para marcar en el retroceso.

Obviamente no se trata de seguir penando por la ida del "Rolfi", pero a los problemas que teníamos le sumamos uno más: ausencia de cambio de ritmo combinada con decisiones desacertadas en los últimos metros. Está claro que el '23' era un viejo lobo y no tenía la quinta a fondo, pero este presente demuestra que sus últimos suspiros futboleros todavía no fueron, al menos, reemplazados y ni hablar de mejorar la versión.

Los que tienen velocidad para romper el molde deciden mal, y los que tienen buen pase no llegan cerca del área. En el primer grupo debemos ubicar a Pisano, Aquino, Pizzini y Albertengo, con mucha vértigo, pero varias malas decisiones. En el segundo a los Méndez y Rodríguez, cráneos del medio, pero siempre bastante lejos de los límites del arco.

Aunque lo lamentable del partido contra Unión es que hicimos un gol, pero por el terror de la defensa dejamos escapar esa ventaja. Toledo no pesa en el equipo, Tagliafico aún no tuvo un partido en buen nivel y Aguilera bajó su rendimiento a un subsuelo que asusta. En ese contexto, a Cuesta se le empiezan a notar las filtraciones por tener que sostener la defensa él solo. Ya no es cuestión del mediocampo, como creíamos durante la temporada pasada; la última línea se las ingenia para hacernos sufrir.


Fuente Play Fútbol

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