Opinión: Después de la abultada derrota con River, a
Independiente se le viene el clásico con Racing.
Almirón demostró ante River que ha decidido prescindir del
contexto y usar los torneos de verano para afianzar una idea. (DyN)
Por Sergio Danishewsky
Nadie tiene dudas, a esta altura, de que los torneos de
verano ofrecen más para perder que para ganar. Son duelos a los que los
protagonistas, la crítica y los hinchas consideran casi partidos en ojotas y
traje de baño sólo hasta que la pelota empieza a rodar y los resultados ganan
espacio en las tapas de los diarios. Las victorias entusiasman; las derrotas
siembran dudas y apuran la llegada de refuerzos.
En realidad, casi nadie tiene dudas al respecto. Jorge
Almirón, el DT de Independiente, demostró ante River que ha decidido prescindir
del contexto y usar los torneos de verano para afianzar una idea. Su audacia le
bastó el martes, por ejemplo, para experimentar con el debutante Albertengo
como único punta, de espaldas al arco, en una función que no siente. O para
mantener el esquema aun con un hombre menos tras la infantil expulsión de
Méndez.
Para Almirón, la búsqueda de un estilo requiere de experimentos y está
por encima de un resultado, por adverso y humillante que termine siendo. Acaso
creyó que la del martes era una práctica televisada ante un rival de
vacaciones.
Aun apocalípticas y en algún caso absurdas, las redes
sociales le recordaron dos cosas: que los clásicos de verano también son
clásicos. Y que el domingo espera Racing, que no perdonará ensayos sólo
entendibles en técnicos con otras espaldas.
Fuente Clarín
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